Nada personal

Más que las renuncias en sí del ministro Medina Mora y el titular de la SSP capitalina, Jesús Orta Martínez, sorprenden los motivos por los que decidieron dimitir a sus puestos: «para tratar asuntos personales».

Los «motivos personales» ministro —se presume— guardan alguna relación con las investigaciones que la Unidad de Inteligencia Financiera tiene en su contra por transferencias sospechosas realizadas a las cuentas del propio Eduardo Medina Mora.

Con respecto a Orta Martínez, fue la pésima imagen mostrada por las autoridades capitalinas el incentivo personal que lo obligó a renunciar sin haber cumplido un año en el cargo y bajo severas críticas por colocar a la sociedad civil como primer escudo contra los «anarquistas».

Preocupados porque la renuncia de Medina Mora pueda tratarse de una presión política orquestada desde la presidencia del país, el Partido de la Revolución Democrática pidió esclarecer la situación del ministro, quizá no sabían que desde julio pasado la Secretaría de Hacienda interpuso una denuncia —por una alerta del Gobierno de EUA— contra el entonces ministro por una serie de movimientos y transferencias bancarias al Reino Unido.

En cuanto a Orta se refiere, él fue el sacrificado por el fracaso que significó el cinturón de seguridad para contener la violencia y los desmanes ocurridos en la pasada marcha del 2 de octubre, donde una vez más un grupo de encapuchados vandalizó varios inmuebles de la ciudad y lastimó a miembros de la sociedad civil.

Como vemos, los movimientos en las esferas del poder y la política nacional, poco o nada tienen que ver con temas de índole personal.

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