«Que nadie me diga que no se puede, claro que puedo… ¿Apoco no?»
«Que nadie me diga que no se puede, claro que puedo… ¿Apoco no?» Foto: Twitter

A escasos días de que arrancara el periodo de precampañas electorales, finalmente sucedió lo que se llegó a calificar como un escenario muy lejano, mas no imposible: Ricardo Anaya será el candidato del Frente Ciudadano por México, compuesto por arterias blanquiazules, del Sol Azteca y de lo que quedó del extinto partido Convergencia; alianza, que dicho sea de paso, da la impresión de que dejará de estirar, incluso, antes de julio de 2018.

Así es, con una Margarita Zavala que en octubre pasado se aventuró a la vía independiente para ir por «la grande», renunciando a toda una vida de extirpe panista; con un Rafael Moreno Valle aún más gris que al inicio del proceso, a nivel partido y coalición; así como con un Miguel Ángel Mancera que jura con la mano en el pecho haber construido (él y solo él) la alianza PAN-PRD-MC, el también llamado «Cerillo» sonríe maquiavélico a amigos y enemigos, para festejar que será él quien suba a las trompadas con AMLO, José Antonio Meade y, probablemente, el Bronco, quien ya dobleteó en firmas a la exprimera dama.

¿Pero qué desatará este movimiento dentro y fuera de Acción Nacional? Primeramente, no hay que olvidar que, previo al debate sobre el pase directo del procurador a fiscal, una célula blanquiazul autodenominada «los rebeldes del PAN» @RebeldesDelPan, integrada por Roberto Gil Zuarth, Salvador Vega, Jorge Luis Lavalle, así como Javier Lozano y el calderonista Ernesto Cordero se manifestaron abiertamente en contra del entonces líder nacional del partido, ahora podrían sufrir con el cólera del recién nombrado precandidato a la presidencia, rompimiento que posiblemente dejará una espantosa grieta más en el partido antes de la elección.

¿Quién asumirá la dirigencia blanquiazul luego de 2018? Quien fuera el secretario general del partido, Damián Zepeda Vidales, es ya el nuevo presidente interino del PAN, quien heredaría una nube de plomo por responsabilidad, pues tendrá por titánica tarea mantener al partido dentro del Frente Ciudadano, pese a embates internos y externos que, se vislumbra, impactarán principalmente a Acción Nacional en 2018.

¿Qué pasará con el Frente Amplio? Para nadie es secreto que Mancera se veía ya bajo las luces neón y los flashes como el delfín de la histórica alianza por la presidencia, pero las opiniones, y decisiones, de aquellos perredistas que respaldaron su postulación (Alejandra Barrales, Beatriz Mojica, Silvano Aureoles, Graco Ramírez) podrían ser otro punto de quiebre para que la coalición pierda solidez, acto que podría impactar también en los votos de la CDMX que el Frente ya sentía en la bolsa.

Ya habíamos puesto sobre la mesa que las negociaciones al interior del PRD no iban por buen camino, ya que los dos personajes que más destacaban eran Barrales y Mancera, quienes se vieron las caras en 2012, al disputarse el entonces Distrito Federal. En aquella ocasión, fue Barrales quien hizo berrinche por quedarse sin ser la candidata del Sol Azteca; no obstante, ahora la historia le ha brindado la posibilidad de dejar fuera de la jugada a Mancera, que ya ha dado un discurso con el respaldo de Cuauhtémoc Cárdenas.

Del lado del PAN, los que han jurado lealtad a Calderón seguramente reiterarán su pundonor a esta institución política, pero no a Anaya, a quien culparon desde un inicio de la salida de Margarita Zavala para buscar la presidencia por la vía independiente, pues al interior del partido no se garantizaba la democracia de un proceso de selección.

Ya que se ha llevado a cabo el registro de El Cerillo, seguramente habrá un cúmulo de panistas que contribuirán con sus cuotas partidistas, pero estarán en cuerpo y alma apoyando a la ex primera dama. Recordemos que entre los calderonistas, existe gente con experiencia, que fue precisamente la que llevó al triunfo (cuestionable o no) de Felipe en las elecciones de 2006 sobre AMLO.

Por ahora, Ricardo Anaya se encontrará cerca de la cúspide de su política de alianzas electorales, con las que, en menos de un sexenio le arrebató más de un histórico gobierno estatal al Revolucionario Institucional, y ahora con un panorama nacional muy en contra del gobierno peñista, en materia de seguridad, transparencia y economía.

Sin embargo, en la carrera presidencial se topará con López Obrador, quien hasta ahora no ha bajado en las encuestas de preferencias electorales en medios como El Universal o Reforma, e incluso hasta da muestras de su estilo al bat, pues el de Macuspana asegura que «los de la mafia del poder» no dan batalla.

Asimismo, el flamante precandidato del «frankenstein» político se enfrentará al primer simpatizante priista en ser abanderado para la presidencia, quien además de contar con los votos del clásico segmento tricolor tiene la posibilidad de hacerse con los sufragios de aquellos panistas con quienes colaboró durante el sexenio de Felipe Calderón.

El tiempo pasa a velocidad de crucero y Anaya en el Frente por México tendrá que ser muy cauteloso para evitar que la liga estire de más y ni siquiera lleguen unidos a julio próximo, pues pareciera que esa será la fecha de caducidad en dicha alianza electoral.

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