Para nada es una sorpresa que el PRI haya quitado el candado a uno de los estatutos que más había causado ruido al interior del partido, siendo este el que solicitaba que, quien quisiera contender por la presidencia de la República, debía tener 10 años de militancia priista.
Esta situación, además de parecer desesperada, abre una brecha a una infinidad de candidatos que serán todo, menos ciudadanos. Podrán pertenecer a otros partidos, a esos que, aunque pequeños, ―como hemos hablado en este espacio― son de vital importancia para los partidos «grandes».
Lo raro es que, posterior a esto, muchos militantes vieron caer sus esperanzas de poder contender, de manera interna, por ser el elegido para abanderar al partido, con miras a hacerlo con el país, y poner su nombre en la historia de México.
Así llegamos a José Calzada Rovirosa, quien era señalado como uno de los probables contendientes por la presidencia. Aficionado al «Chapulinazo», ya que dejó inconclusa su gestión en Querétaro, y de ser electo, dejaría inacabada su gestión al frente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) para enrolarse en una nueva aventura.
Obviamente, las candidaturas de Osorio Chong, secretario de Gobernación; de Luis Videgaray, secretario de Relaciones Internacionales y, por supuesto, de Aurelio Nuño, secretario de Educación, se ven afectadas con este nuevo estatuto, ya que se da entrada a nuevos nombres como el de José Antonio Meade, Manuel Velasco, José Narro Robles y Jaime Rodríguez «el Bronco» y el mismo Silvano Aureoles.
Es sencillo explicar esas posibles candidaturas, pues muchas de ellas, son inclusive más viables que las antes señaladas.
José Antonio Meade
Todos lo ven como un muy buen político. Encabezando la Secretaría de Hacienda desde el sexenio de Felipe Calderón, se dio a conocer por ser sobrio en sus manejos de información. Discreto, «sin cola que le pisen», vaya… Un político cuyo desempeño, fue valorado por Enrique Peña Nieto como para mantenerlo dentro de su gabinete.
Manuel Velasco
De militancia «verdista», es decir, del Partido Verde Ecologista de México, gobierna actualmente uno de los estados más difíciles de la República y, al inicio de su gestión, era señalado como el siguiente Peña, dadas las circunstancias de su vida privada. Esto, puesto que se casó con una actriz de Televisa, el copete es casi igual, etc. Además, en Chiapas fue de puesto en puesto, forjándose como político de tal manera que se ganó el apodo del «Güero» Velasco.
José Narro Robles
Aunque no es un hombre de partido, sorpresivamente aceptó el cargo de secretario de Salud de la gestión «Peñista». Contrario a lo que todos pensarían, dado que, al frente de la UNAM, no era posible vislumbrar su coqueteo con el tricolor. Aunque muchos lo apuntan para disputar la Ciudad de México, es notorio que Narro quiere «la grande».
«El Bronco»
Cuando Jaime Rodríguez llevaba muy poco tiempo al frente de la gestión del estado de Nuevo León, señaló que ya estaba en negociaciones con Enrique Peña Nieto para contender por la presidencia de México en 2018. El señor se sentía muy apoyado, quizás hasta a manera de broma, por Peña. Ante esto, el presidente lo bajó de su nube y le dijo que no levantara falsos.
Esto da pie a que, quizás, de manera no muy remota y no tan fantástica, la militancia determine que no lo ha hecho tan mal con los regios.
Silvano Aureoles
Este señor, PRDista de nacimiento (en la política) ha sido señalado por un dinosaurio priista, Manlio Fabio Beltrones como el «perredista más sensato», lo cual deja ver ciertos coqueteos que vislumbran un posible nexo entre Aureoles y el tricolor.
Por si fuera poco, Aureoles, a nuestro parecer, podría dejar la militancia partidista que lo ha acompañado desde siempre, para optar por ser candidato del PRI en el cargo que esta nueva regla, le permita.
Miguel Ángel Mancera
Aunque el cargo de elección popular que enfrentó fue al frente del PRD, Mancera no está inmiscuido en ningún partido político. De hecho, en sus actos públicos más recientes, ya habla de su gobierno apartidista, como recordándole a la gente que no irá con el «sol azteca» en las próximas elecciones.
Dicen que en octubre definirá si va con el PRD o como independiente, porque de que va, va.
Si bien ya era permitido ser diputado, senador, presidente municipal y gobernador por el PRI sin ser militante de años en él, esto marca un punto de quiebre. Solo falta ver qué berrinche se arma en caso de que sea designado como contendiente para 2018 un no militante.
César J.G.
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