EL NORTE ESTÁ QUE ARDE…

César J.G.

Luego de la captura del capo que, de acuerdo con la PGR, le seguiría al Chapo al mando del Cartel de Sinaloa, el presidente hizo un reconocimiento a las fuerzas de seguridad que colaboraron en dicho operativo en la Ciudad de México.

Sin embargo, no se esperaba que en el norte del país se estuviera gestando un conflicto entre cárteles de narcotráfico, esto, a pesar de los despliegues de fuerza de inteligencia y reforzamiento de seguridad en la frontera entre estados.

No obstante, tanto al gobierno federal como a los gobiernos estatales, se les olvidó que el narcotráfico es un cáncer tan arraigado y tan genético, que no basta con detener a un gran capo, sino que deben llevar a cabo acciones aún más contundentes para hacer posible que los cárteles de la droga desaparezcan o disminuyan su fortaleza.

Este problema del narcotráfico inició cuando Calderón, que ha estado muy en boca de los medios, decidió sacar a las calles al Ejército para combatir la delincuencia, sin embargo, no contaba con que «le saldría más caro el caldo que las albóndigas», ya que su sexenio brilló por uno de los más mortíferos en contra de la sociedad civil.

La situación con Enrique Peña Nieto no es muy distinta; sin embargo, este ha sido el sexenio de los hallazgos. Fosas clandestinas han sido halladas en los estados de Veracruz, Guerrero y Morelos, situación que da cuenta del potencial de los cárteles mexicanos y de la impunidad que gozan.

En las últimas horas, el Cartel de Sinaloa se ha visto envuelto en una serie de enfrentamientos internos, ya que, «Los Chapitos» como los llama la periodista Anabel Hernández, no se iban a quedar con los brazos cruzados, luego de la detención de Dámaso López, recrudeciendo la violencia en el estado.

Al parecer, el motivo de orgullo del presidente tiene que ver con el hecho de que el detenido estuviera ligado con el Chapo, ya que al Licenciado se le señala por patrocinar los dos escapes de prisión del «El Chapo» Guzmán. En el primero, Dámaso era el subdirector del penal de Puente Grande, lo cual, de antemano, da como primera vista la colusión de las autoridades con el crimen organizado, con lo que se entienden los lujos que los líderes de los cárteles tienen dentro de los penales de «alta seguridad».

Por otro lado, en la zona oriente del país, en Tamaulipas, durante la noche del martes 2 de mayo, la policía federal y miembros del Ejército arribaron a la entidad, luego de que se registraran enfrentamientos que se extenderían hasta el día de hoy, por lo que el gobierno del estado solicitó a la población no salir de sus hogares.

Cuenta la historia que todo es en reprimenda de que, el pasado sábado 22 de abril, el narcotraficante Julián Manuel Loisa Salinas, alias el «Comandante Toro», presunto líder del Cártel del Golfo (CDG) resultó muerto tras un enfrentamiento con las fuerzas federales. También en Reynosa, murió Francisco «Pancho» Carreón Olvera, jefe del mismo grupo criminal en dicha ciudad fronteriza.

Ante esta nueva ola de inseguridad, los miembros de las fuerzas de seguridad tendrán que ser protagonistas y hacer el trabajo sucio del presidente, para que éste, a su vez, siga «Moviendo a México».

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