«Nuestro ejército se hará cargo»
«Nuestro ejército se hará cargo»

Trump es el síntoma más agudo de una sociedad estadounidense a punto del colapso.

El ejército podrá abrir fuego si es apedreado por migrantes, dijo Trump en su último discurso a medios sobre la Caravana migrante.

A pesar de pertenecer a los pocos países que no son de habla hispana en América, lo cual los debería convertir automáticamente en minoría y por ende, vulnerables a ciertas situaciones, Estados Unidos ha sabido levantarse de ataques que a cualquier otro país lo dejaría en una especie de crisis interna.

Desde las Guerras Mundiales y hasta los atentados terroristas, este país ha sido símbolo de ímpetu pero no de buena voluntad. El pensar de un gran cúmulo de ciudadanos estadounidenses se ve resumido en el actuar de su presidente Donald Trump, quien usó el proteccionismo para ganar las elecciones y posteriormente, para gobernar.

Su pavor por los foráneos fue visible desde que se hizo pública su intención de gobernar el país más poderoso del mundo. La restricción de entrada a Estados Unidos se dio primeramente en 2017, cuando impuso un veto migratorio a seis países, la mayoría de ellos de rasgos musulmanes.

A Yemen, Somalia, Siria, Libia, Irán y Chad, se sumaron Venezuela y Corea del Norte. Mucho ha cambiado desde aquel 2017, puesto que las relaciones diplomáticas con el país asiático han cambiado aunque aún se desconoce el final de este  intento de reconciliación. En el caso de Venezuela es distinto, la historia ha dado referencias del entrometimiento de EUA en asuntos que le son ajenos y que afectan la soberanía de otros estados.

Pocos son los países latinoamericanos que se atreven a no ver con buenos ojos el actuar de Donald Trump, un ejemplo de ello fue Evo Morales, quien encaró al magnate en la ONU y lo señaló por «despreciar la soberanía de los países».

Ahora que una nueva «amenaza» pretende llegar a Estados Unidos, Trump solo atina a vestirse, ―en este Halloween― de represor militar y  lanzar un ultimátum: si migrantes avanzan, enviaré al ejército a la frontera.  Este hecho en sí es ya una afrenta, sin embargo no le importa y continúa: el ejército podrá abrir fuego si es apedreado por migrantes.

El magnate atina a llamar a esta situación «crisis», pero no alcanza a ver que los ciudadanos de su país se matan entre sí, pero no lo hacen porque un mexicano, hondureño o salvadoreño les enseñe, o les haya arrebatado su trabajo o vivienda, sino porque la población estadounidense está sumida en un bache que solo con violencia cree poder solucionar.

Aunque se creía que con el ascenso de Obama a la Casa Blanca, los problemas raciales irían a la baja, el eventual incremento de seguidores de Trump demuestran que las crisis están vigentes y podrían incrementar.

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