Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos, todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada. Foto: ezln

Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos, todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada.

Cuarta declaración de la Selva Lacandona. 1996.

En México, tenemos una creciente necesidad por quejarnos de lo que en otros lugares se dice de nuestras costumbres y tradiciones, de nuestros usos, de la forma en la que hablamos y actuamos. Somos débiles ante el ojo de otros.

Lo anterior se ha manifestado, recientemente, ante todo lo que dijo y seguirá diciendo el presidente del país vecino del norte, que si somos unas lacras, una plaga, un mal necesario, etc., ante esto, no hacemos más que señalar y decir «racista».

La situación interna de México no es muy distinta, y no nos damos cuenta, tal vez porque no queremos, pero sobre todo porque no podemos. Nuestro egocentrismo o como muchos lo nombran, mexicanidad, nos hace creer que sólo debemos considerar lo fiesteros, lo ingeniosos, lo chambeadores y ociosos que somos.

Tenemos una tendencia hacia la crítica, pero mal fundamentada, una facilidad para ver a nuestro competidor por debajo del hombro, un gusto por el no reconocimiento de los logros ajenos y una adicción por la ofensa.

En México, casi todos ignoramos la riqueza existente al contar con una diversidad representada por 64 lenguas, además de sus derivaciones lingüísticas. Aunado a esto, tenemos la creencia de que, entre más clara se tenga la piel, mejor. Vemos al indigenismo como una desventaja y esto deriva siempre en discriminación.

Creemos que con comprar una calcomanía de «Hecho en México» y pegarla en nuestro auto es ser bien mexicano. Ser mexicano conlleva siempre una aceptación de nuestra realidad, cosa de la que no tenemos ni idea. Siempre criticamos a la gente que vive y compra en grandes complejos comerciales diciéndoles «Juniors», «burgueses», etc., pero no nos damos cuenta de que así como ellos nos miran, nosotros vemos a los indígenas.

El mismo Porfirio Díaz permitía la explotación de indígenas en las haciendas que promovía a lo largo y ancho del país y, desde entonces, nos hemos empeñado en marginarlos y desplazarlos.

El Consejo Nacional de Evaluación de Políticas Sociales (Coneval) señala que, actualmente, en México hay 5 millones 100 mil indígenas en situación de pobreza; de esos 2 millones 500 mil están en pobreza extrema.

De entre las muestras anti-mexicanas no sólo destacan aquellas en las que es derramada sangre, como los asesinatos de indígenas en Acteal, Chiapas en 1997, ocurrido en pleno levantamiento zapatista; sino que también es necesario hacer referencia a las leyes, como la reforma al artículo 230 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, la cual «restringe indebidamente el derecho de las personas indígenas a expresarse en su lengua originaria» y viola su derecho a recibir educación «bilingüe e intercultural».

¿Más ejemplos? El reciente asesinato de Juan Ontiveros Ramos, defensor de territorio de la Sierra Tarahumara, la invasión de mineras al territorio sagrado de Wirikuta, la encarcelación de tres mujeres hñähñú y la reciente disculpa de la PGR por haberse equivocado.

Es por ello, que congenio con la opinión de Juan Villoro quien señala que el hecho de que una mujer indígena busque un espacio como candidata a la presidencia de la República en 2018, «buscará algo más importante que obtener un cargo: evitar que el país excluya a quienes lo fundaron».

César J.G.

HOY NOVEDADES/LIBRE OPINIÓN