Sopitas - Para’llá no voy, joven…
Sopitas - Para’llá no voy, joven…

Este lunes la ciudad se paralizó por el movimiento de taxistas

Choferes de taxis continúan exigiendo la salida de aplicaciones de transporte privado.

Sí, una vez más ocurrió, de nueva cuenta la ciudad colapsó esta mañana debido a la megamarcha que realizaron cientos de taxistas en la Ciudad de México, quienes bloquearon varias rutas importantes como la México-Pachuca e incluso el acceso al Aeropuerto Internacional de la CDMX.

El motivo no es nuevo, pues la exigencia de los chafiretes sigue siendo la misma: expulsar (o en todo caso regular) los servicios de transporte privado como Uber, Cabify y Didi de la ciudad, los cuales aseguran que les quitan mucha chamba.

Y por supuesto que tenemos derecho a enojarnos con ellos y maldecirlos, pues el día de hoy seguramente no pocos llegamos tarde a nuestro trabajo (y otros puede que ni siquiera hayan arribado) por culpa de su manifestación. Merecemos estar molestos con los taxistas, sí, y mucho, pues nos afectan directamente a nosotros; qué culpa tenemos de que otros les estén quitando el trabajo, que se pongan a trabajar en vez de quejarse.

El anterior es un pensamiento bastante simple, un reclamo válido, pero injusto hacia los taxistas. ¿Por qué? Simple y sencillamente porque todo lo vemos desde nuestro punto de vista, desde el lado que nos afecta a nosotros, pero no estamos mirando el panorama de los choferes.

Nos quejamos de que la tarifa del taxi es alta, de que el conductor siempre está malhumorado, que no nos lleva a lugar que le pedimos (no, para allá no voy, joven), que porque hace mucha plática, que porque no hace plática… en fin.

Hablemos desde su perspectiva ―desde la de los buenos taxistas, claro está― y pongámonos a pensar si es o no justo su movimiento. Mientras Uber limita a sus conductores a transportar a su cliente de un punto a otro, el Gobierno de la Ciudad de México, por otro lado, impone a los taxis la llamada «revista», un trámite por el cual cada ciertos meses deben pagar varios miles de pesos para seguir circulando; impuesto del que Cabify y demás están exentos.

Dicha revista continúa subiendo su costo, pero eso sí, la tarifa sigue siendo la misma desde hace años, por lo cual la mayoría de los taxistas debe pasar al menos 12 horas subiendo y bajando pasaje para conseguir el dinero del trámite. ¿Quién no estaría malhumorado tras pasar más de la mitad de su día atascado en el tráfico, bajo la lluvia o el sol?

Odiamos que no nos lleven a tal o cual lugar, y aunque a veces es por mera flojera, otras es por seguridad, después de todo y por cruel que se escuche, tampoco somos pocos los que conocemos a alguien de Uber o cualquiera de estos servicios que en el mejor de los casos les han quitado el carro, pero en el peor, no han regresado vivos a casa.

Sí, estamos de acuerdo en que el servicio de los taxistas no siempre es el mejor ni el más barato, por eso solo nos referimos a quienes cumplen al pie de la letra con su reglamento y automóvil. Y si después de todo esto creemos que no tienen derecho a enojarse, entonces quizá va siendo hora de que ahorremos para comprarnos nuestro propio carrito y dejar de estarnos quejando de su chamba.

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