Por César J.G.
El pasado sábado, Alejandra Barrales y Ricardo Anaya, presidentes nacionales del PRD y del PAN, respectivamente, dieron una conferencia de prensa en la que informaron lo que hasta ahora es la decisión más arriesgada de sus gestiones, ya que, luego de varias reuniones y pláticas, ambos dirigentes acordaron crear un frente amplio, rumbo a las elecciones del 2018.
Aunque ellos señalaron que esta decisión es para hacer frente al PRI, quienes saben o le intentan a la política nacional, entendemos que no solo se trata de ir en contra del tricolor, sino que, además, intentan frenar el crecimiento descomunal de Morena, partido político que apunta a llevarse las elecciones a la gubernatura del Estado de México con Delfina Gómez liderando la remontada ante un Alfredo del Mazo desesperado por la captación de votos.
Es viable ponerse a pensar en quién pudo haberle llegado a quién con la propuesta de una coalición o como ellos deciden llamarle un «frente amplio» para las elecciones de 2018. Sin embargo, al tomar esta decisión, ambos dirigentes no han tomado en cuenta a las fuerzas políticas internas en su partido.
Por un lado, a Alejandra Barrales parece haberle quedado grande el puesto, al que llegó «porque ya le tocaba», luego de que en 2012, la dirigencia del PRD decidiera que Miguel Ángel Mancera fuera el candidato para ser el jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal. Esta situación molestó mucho a Barrales, de hecho, desapareció de la esfera pública por un rato hasta que, luego de que Agustín Basave Benítez dejara la presidencia nacional del partido, figurara para entrarle al «quite» y para tomar su puesto.
Ahora, Barrales no toma en cuenta la intención de Miguel Ángel Mancera, lo que bien podría tomarse como una venganza política, o bueno, eso podría deducirse.
Regresando a Basave, fue justamente él quien inició con esta «moda» de imponer coaliciones ante la falta de nombres de peso y fuerza política al interior del partido. Ya que pactará con Ricardo Anaya cinco coaliciones, en Oaxaca, Durango, Quintana Roo, Veracruz y Zacatecas, resultando ganadora la alianza política en tres de los estados, con Miguel Ángel Yunes en Veracruz, Joaquín González en Quintana Roo y José Rosas Aispuro en Durango, los tres de militancia panista.
Por otro lado, Ricardo Anaya del PAN no ha considerado a los dos virtuales contendientes, Rafael Moreno Valle, ex gobernador de Puebla, y Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón Hinojosa.
Quien en las alianzas ya citadas, se vio como el ganón, logrando imponer a sus candidatos ante los posibles del Sol Azteca.
Todo esto hace creer que Ricardo Anaya es el fraguador de esta estrategia política que buscará lanzar a un candidato en las elecciones federales de 2018, por lo mientras, será interesante observar las reacciones de los grupos políticos al interior del país y, sobre todo, ver los conflictos internos que de ello derive.
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