En medio de una «crisis mental», en la cual nos encontramos los mexicanos, debido a la «ultra violencia» que ya se percibe en nuestro día a día, donde en menos de un mes han muerto 4 periodistas, sin dejar de lado el amparo que le otorgó un juez en Veracruz al «porky» acusado de haber violado a una joven o los diversos sucesos violentos que han hecho los llamados «centinelas», y obviamente, los feminicidios que cada vez lesionan a nuestro país, ¡por fin! el próximo lunes 3 de abril comenzarán las tan «esperadas» campañas electorales para la gubernatura del Estado de México.
Para dicho «melodrama», se registraron 10 aspirantes a la gubernatura de dicha entidad, dentro de los cuales, cinco de ellos son independientes, de ahí en fuera, son como diría la abuelita «la misma gata pero revolcada» pues, como siempre, destacan los partidos PRI, PAN, PRD, Morena y PT. Pobres de los mexiquenses no hay ni a quien irle, en estos casos es válido reflexionar: ¿A quién le darías tú voto?
Lamentablemente, hoy en día no sólo los partidos políticos han perdido credibilidad, sino también las personas que los representan: Alfredo del Mazo, sabemos, es de familia de «angora» y tiene lazos sanguíneos con el «queridísimo» presidente nacional Enrique Peña Nieto; la «Chepina» trae un lavadero de dinero que ni ella puede con él; Delfina es la sombra de los más de 12 años de «lucha» por llegar al poder del berrinchudo Andrés Manuel López Obrador; y Juan Zepeda trae una pesadez por la desunión que está sufriendo su propio partido, que se habla más de sus irregularidades dentro del PRD que de cosas positivas.
Las campañas de 2017 serán diferentes, la gente ya no está «tan cegada», cuestiona más a sus representantes, aunque no dejan de existir aquellas personas que apoyan a las personas sólo por seguir con «el hueso» y no piensan en lo que realmente necesita el estado. La política en general está sufriendo de una crisis provocada por la pérdida gradual de credibilidad de la ciudadanía, que cada vez se ve menos representada al momento de querer cubrir sus necesidades y demandas, por lo que también se nota una menor disposición de la gente a participar en su «acto democrático» llamado elecciones.
Además los medios de comunicación promueven los dimes y diretes de los candidatos y «benditas» redes sociales, que ejemplifican la pérdida de confianza, se han convertido en la representación digital de los ciudadanos, que cansados de los malos servicios del poder judicial, prefieren denunciar y expresar su descontento en estas plataformas.
Es por este contexto y, con base en todo lo anterior, que la gente ya no se siente identificada con los partidos políticos, pues si los observamos desde sus raíces como institución, podemos ver que son de los que más carecen de credibilidad y el panorama se ve muy difícil para que tengan oportunidad de recuperar su hegemonía del pasado, porque, actualmente ya no es así.
Lamentablemente, en nuestros días no se tiene ningún otro mecanismo que sustituya a los partidos políticos para el funcionamiento de la democracia, ya que la corrupción es la demoledora para la legitimad del sistema político… Pero esperemos, seamos críticos al escuchar y ver las millonarias campañas que realizaran los candidatos y «que la fuerza nos acompañe».
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