Durante la ceremonia por el 50 Aniversario de la Firma del Tratado de Tlatelolco y ante representantes de países de América Latina y El Caribe, el presidente Enrique Peña Nieto aseguró que «las relaciones internacionales deben basarse en el derecho, el respeto y el diálogo, jamás en la intimidación o el uso de la fuerza».
Ante el contexto internacional, que se ha visto afectado por la llegada de Donald Trump al poder, junto con sus medidas antiinmigrantes, Peña Nieto aseguró que el Tratado de Tlatelolco es un gran ejemplo de la eficacia de los acuerdos multilaterales entre los países de América Latina y El Caribe.
Asimismo, el mandatario reafirmó que «ningún Estado, por poderoso que sea, puede pretender imponer su voluntad en contra de los principios forjados por la comunidad internacional».
También señaló, en la 25 Sesión de la Conferencia General del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y El Caribe que uno de los principales problemas que deben ser abatidos en pro de la seguridad y la paz internacional es el tráfico ilegal de armas.
De acuerdo con el discurso de Peña Nieto, el 44 por ciento de las muertes violentas es provocado por el uso de armas de fuego, lo que en un promedio genera, puede traducirse como 740 mil decesos.
Peña Nieto pidió a las naciones que unan esfuerzos para fortalecer estrategias y acuerdos que promuevan la paz, para avanzar hacia una norma universal de proscripción de armas nucleares.
Por otro lado, el mandatario también agradeció el apoyo recibido tras las políticas estadounidenses.
«Desde nuestra independencia, los países de América Latina y El Caribe hemos estado unidos por causas e ideales, pienso en la solidaridad que se expresaron nuestros libertadores en el Siglo XIX, en nuestra búsqueda de la democracia y la igualdad en el Siglo XX, en nuestro esfuerzo común para proscribir las armas nucleares a través del Tratado de Tlatelolco».
Y recordó, que la crisis de los misiles entre octubre y noviembre de 1962 estuvo a punto de desencadenar un conflicto bélico que hubiera tenido repercusiones lamentables; esto orilló al presidente Adolfo López Mateos a impulsar el desarme nuclear.
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