Por enésima ocasión los nombres del presidente Andrés Manuel López Obrador y del diario Reforma vuelven a verse las caras en un enfrentamiento estéril a través de las redes sociales. El tema en cuestión: la caída en la popularidad del jefe del Ejecutivo.

De acuerdo con una encuesta publicada por el periódico, la aceptación del presidente cayó de 68 a 59 por ciento de diciembre a la fecha, 19 puntos totales en solo un año; además de registrar un incremento en el porcentaje de mexicanos que desaprueban su gestión, 35 por ciento, 17 puntos más que en marzo de 2019.

Al respecto, López Obrador ya reconoció que sus números van a la baja; sin embargo, la cuestión que nos atañe es otra. Los constantes enfrentamientos verbales (y escritos) entre ambas partes iniciaron desde la candidatura presidencial del tabasqueño, quien no ha perdido una sola oportunidad para resaltar el «conservadurismo» de Reforma; mientras que ellos —o sus encuestas al menos— lo han perjudicado en cada oportunidad a su alcance.

No se puede olvidar que, de acuerdo con Reforma, Ricardo Anaya era el candidato predilecto (de sus encuestados) para convertirse en el ganador de las elecciones de 2018; Obrador no tenía ni la mitad de puntos porcentuales del candidato del PAN, de ahí que la duda de sus resultados hayan provocado el debate en las redes.

Sin embargo, más importante que los porcentajes, muchos de ellos pueden ser verificables, es la línea editorial-política del diario, pues en su encuesta la mayoría de los datos son favorables al presidente Obrador: confianza, credibilidad, justicia, empatía, honestidad, capacidad, veracidad, unidad y resultados, son solo algunos de los propios datos que Reforma decidió no incluir en la cabeza de su «nota»; sin dejar de lado que el 52 por ciento de sus encuestados cree que la inseguridad del país es responsabilidad de gobiernos anteriores.

De esta manera, más que resultados, lo que se vende es un encabezado, un golpeteo político que propicia el contraataque desde Palacio Nacional, uno en el que Obrador vuelva a arremeter contra el neoliberalismo y el conservadurismo en México, ese que prefiere manipular sus propios datos con tal de ganar el próximo asalto.

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