Por: César J.G.
«La censura a veces empresarial, a veces gubernamental, a veces es simulada, a veces es directa, abierta; hay que enfrentarla según el modo, según quien la ejerza. No hay un solo modo de enfrentarse a ella, salvo el ejercicio mismo de la libertad de expresión»
Miguel Ángel Granados Chapa
¿Cuál es el motivo por el cual, los periodistas sufren agresiones en México?
La respuesta como tal puede ser tan amplia como confusa. «Todo» puede serlo. Desde hace mucho tiempo, «todo» es el motivo por el que 93 periodistas han sido asesinados de 2000 a abril de 2016. «todo» es el motivo por el que, tan solo el año pasado, se registraran 20 periodistas asesinados durante el actual sexenio de Enrique Peña Nieto. «Todo» es el motivo por el que 23 periodistas desaparecieron de 2003 a febrero de 2016 y «todo» es motivo para que hasta 2015, se tuvieran 397 agresiones a periodistas registradas.
La agresión a los periodistas Sergio Ocampo, corresponsal de La Jornada en Guerrero; Jair Cabrera, reportero gráfico y de colaborador de La Jornada; Hans Máximo Musielik, de Vice News; Pablo Pérez García, de Hispano Post; Jorge Martínez, de la agencia Quadratín; Ángel Galeana, de Imagen TV, y Alejandro Ortiz, del diario Bajo Palabra, para los tiempos de violencia disminuida por el gobierno, es lamentable que nosotros, digamos «les fue bien».
En el 2015, el Informe Anual del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas 2015, reportó 27,887 personas desaparecidas tan solo en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Entonces, uno podría preguntarse «¿Cuántos de ellos ejercían el periodismo?» La respuesta de nuevo puede ser tan amplia como confusa, sin embargo, bien podríamos señalar y cuestionar de nuevo ¿Por qué continúan las agresiones contra los periodistas?
Algo está claro, y es que en México el estado de derecho ha sido nulificado y aplicado únicamente cuando a uno de los miembros que ejercen el poder pueden sacar provecho de ello.
Las agresiones a los periodistas no solo deben medirse de acuerdo a su alcance, explico: el hecho de permitir o no que un periodista exponga o no su escrito en algún periódico impreso o digital, de que una foto sea revelada o no, de que una periodista sea cesada por la información que revela de forma verbal o escrita, ya es una agresión.
De acuerdo con el gobierno federal, existen las garantías a los Derechos Humanos, entre ellos a la libertad de expresión, pero qué podemos esperar de los defensores de derechos humanos cuando ni siquiera ellos tienen garantizada su seguridad.
En otros tiempos, con otros presidentes, la forma de callar periodistas no siempre era la más radical, aquella que se ejerce en estos días, en la cual se tortura y asesina a los periodistas. En aquellos tiempos simplemente se cesaba a los periodistas o de manera más sutil, se les «ganaba» comprándoles regalos como lo denuncia Julio Scherer en su libro Los Presidentes.
Lamentablemente no hay respuestas a nada de esto, no hay formas suficientes para manifestar nuestros descontentos, no hay forma en que las agresiones cesen, por ello, como dice Granados Chapa, la censura debe colmarse con el ejercicio mismo de la libertad de expresión, así que… «arrieros somos y en el camino andamos».
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