Si echamos a andar el calendario en reversa, podemos transportarnos a aquél 31 de agosto de 2016, cuando el entonces candidato republicano Donald Trump visitó al país, y en un acto de total desconcierto declaró que México pagaría el muro fronterizo que dividiría a ambas naciones; sin embargo, mayor desconcierto causó incluso el hecho de no haber observado una respuesta oportuna por parte del mandatario mexicano, ni en aquella visita ni a lo largo de la campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos.

¿Qué hubieran hecho ustedes? ¿O qué pudo haber hecho el presidente? Luis Videgaray expresó que el jefe del Ejecutivo tenía dos o tres opciones: «Una, quedarse de brazos cruzados, otra era hacer declaraciones incendiarias, confrontarlo e incluso intercambiar insultos, y el presidente optó por un dialogo inteligente, firme, siempre basado en el respeto y en la defensa del interés nacional».

Ante tal panorama, y con un titubeo manifiesto que se pudo apreciar en las réplicas transmitidas en medios electrónicos, Luis Videgaray, quien hace meses aseguraba que «El señor sí puede ser presidente y lo importante es cómo nos preparamos» refiriéndose a Trump, hoy se ve prensado entre la responsabilidad que su mayor le encomendó y las áridas declaraciones, y por supuesto, ataques directos que el nuevo presidente estadounidense ha venido lanzando en contra de la nación mexicana.

Sobra recordar aquella encomienda en la que el presidente Peña Nieto pidió acelerar los trabajos con el gobierno estadounidense para reforzar las relaciones bilaterales. Hoy el escenario mexicano recibe a dos singulares personajes de la sociedad norteamericana.

El secretario de Seguridad, John Kelly, un general retirado de la Marina, que ha tenido largas relaciones con líderes mexicanos debido a su trabajo anterior como jefe del comando sur de Estados Unidos. Antes de llegar a suelo mexicano, Kelly se reunió con el presidente de Guatemala, Jummy Morales, y observó la llegada de un vuelo de repatriados en la ciudad de Guatemala.

Rex Tillerson, secretario de Estado, más conocido por haber sido director ejecutivo de la petrolera Exxon Mobil Corporation y que 2013 el presidente de Rusia, Vladimir Putin, lo condecoró con la «Orden de la Amistad», el país con el que la Unión Americana ha rivalizado durante muchas décadas.

Con la visita de los funcionarios estadounidenses podrían resolverse algunas cuestiones que al día de hoy siguen pendiendo en una nebulosa de árido éter, ¿El gobierno mexicano se habrá preparado ante lo que ahora es una realidad con Trump como presidente de Estados Unidos? ¿Estaremos en tiempo aún de entablar un dialogo inteligente, firme, siempre basado en el respeto y en la defensa del interés nacional? ¿Es posible acelerar los trabajos para establecer buenas relaciones bilaterales entre ambos países?

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