RANCHERÍA DE TLATENCHI: UN PEDAZO DE JOJUTLA, TAMBIÉN AL BORDE DEL COLAPSO
RANCHERÍA DE TLATENCHI: UN PEDAZO DE JOJUTLA, TAMBIÉN AL BORDE DEL COLAPSO. FOTO: HOY NOVEDADES

«Casa a punto de caer, pérdida total»: consignan las hojas pegadas en las puertas.

En las calles de Morelos e Hidalgo, gobierno y cámaras han brillado por su ausencia.

Luego de que el pasado 19 de septiembre, el temblor de 7.1 grados sacudiera a nuestro país, especialmente a los estados de Puebla, Morelos y la Ciudad de México, en diversas zonas de la capital, las muestras de apoyo alcanzaron un candor social que se tradujo en largas cadenas humanas de voluntarios ayudando en labores de rescate y remoción de escombros, la instalación de enormes centros de acopio e, incluso, la iniciativa de abrir las redes Wi-Fi, un elemento clave para salvar más de una vida.

La chispa de solidaridad en la CDMX no distinguía horarios, pues las 24 horas del día presenciamos las brigadas de bicicletas, motos y camionetas que, a gran velocidad, abastecían de víveres los albergues instalados en distintas delegaciones de la ciudad; incluso, fue tanto el apoyo que la comida destinada, tanto para la población damnificada como para los voluntarios, comenzó a descomponerse, por lo que se sugirió donar productos no perecederos, mismos que incluían mensajes de aliento para quienes los consumirían.

Sin embargo, la realidad en Morelos dista mucho: ahí no hay brigadas en bicicleta ni restaurantes que abran sus puertas ofreciendo alimentos. En contraste, a más de 17 kilómetros del Zócalo de la CDMX, se encuentra la ranchería de Tlatenchi, un pequeño poblado contiguo a la zona céntrica del municipio de Jojutla, cuyas casas están al borde del colapso, algunas sin techo y sin que Protección Civil o autoridades locales haya realizado, por lo menos, una valoración inicial de los daños.

Habitantes de Jojutla comen bajo la sombra de un árbol

Pese a que en redes sociales, principalmente en Twitter, se han viralizado mensajes comentando que Jojutla ya es atendido y apoyado por una numerosa cantidad de militares y voluntarios, la realidad difiere mucho de ese cuadro, pues pareciera que solo la zona céntrica ha concentrado la atención de autoridades y medios de comunicación, muy a pesar de que el daño se extiende a sus alrededores: lugares donde gobierno y cámaras han brillado por su ausencia.

A la espera de recibir una despensa en la Ayudantía
Voluntarios regalan plátanos y tortillas a los habitantes de Tlatenchi

Hoy Novedades realizó un recorrido por varias calles de la ranchería de Tlatenchi, especialmente en las vialidades de Morelos e Hidalgo, y pudimos constatar la escasez de recursos que llegan a la Ayudantía y que, posteriormente se entregan en despensas a los morelenses; las cuadrillas de voluntarios que, calle por calle, apoyan a la población afectada con verduras, frutas y tortillas; así como algunas mesas con ropa, instaladas en diversos puntos de las calles, para que quien la necesite pueda hacer uso de ella.

Voluntarios de Quecholac, Puebla, otro de los estados azotados por el temblor, llevan víveres a la comunidad de Tlatenchi
La población acude por ropa donada

Sin embargo, el aspecto más preocupante de esta zona encuentra su punto crítico en el alto grado de peligrosidad al que se exponen sus habitantes, al permanecer en sus casas con muros a punto de derrumbarse, y peor aún, los vecinos de la zona afirman que la única valoración de daños que sufrieron sus viviendas fue realizada, cuatro días después del temblor, gracias al apoyo que les brindó una brigada de pasantes de Ingeniería Civil.

Muro gravemente dañado en las viviendas de Tlatenchi
Muro estrellado por el temblor del pasado martes

«Vivienda insegura», «Muro perimetral con peligro de colapso», «Peligro, urge revisión» «Casa a punto de caer, pérdida total» «Casa inhabitable, revisión urgente», son algunas de las leyendas anotadas en hojas de papel y apenas pegadas con cinta adhesiva a las puertas de las casas.

¡Peligro! Urge revisión
Casa en peligro de derrumbe

Los vecinos de la zona señalaron que el presidente municipal, Alfonso de Jesús Sotelo Martínez, únicamente asistió la noche del 20 de septiembre y desde entonces no ha vuelto a la ranchería, además denuncian que el apoyo ha sido escaso y que urgen víveres como frijol, arroz, aceite, agua, jabón, rastrillos y ropa; sin embargo, piden que el apoyo se entregue casa por casa y no a la Ayudantía de Tlatenchi, pues dicha autoridad ha hecho caso omiso a sus demandas.

 

Urgen a que Protección Civil visite la zona y haga la valoración correspondiente, pues pese al temor que los asfixia desde el día del sismo, muchos de ellos no han desalojado sus viviendas, incluso hay quienes viven fuera de ellas, pues no desean abandonarlas sin antes tener un acuerdo con las autoridades, además de que muchas de sus pertenencias aún continúan dentro de la vivienda.

Pese a los graves daños, algunos habitantes no abandonan sus casas
Barda fracturada por el temblor

No solo las edificaciones de esta ranchería podrían colapsar, pues la falta de apoyo y compromiso por parte de sus «representantes populares» ha encendido la mecha de una crisis social que, en un chasquido, reventará ante las cuantiosas explicaciones y acciones que los vecinos de Tlatenchi demandan con justa razón.

Es entonces que la pregunta nuevamente queda en el aire, ¿por qué elegimos a gobernantes que se hacen los desentendidos cuando el pueblo los necesita?, ya sea por un desastre natural que evidentemente nadie puede controlar, pero sí prevenir cuando ellos asumen el cargo o cuando simplemente se encuentran con un estado, cuyas deficiencias y necesidades parecieran salir de cada muro, de cada calle, puerta o ventana, tal como ahora lo hace Morelos.

Concluimos este texto invitando a la reflexión a través de la fotografía que hemos elegido como portada de esta publicación, para reflexionar en la pregunta antes planteada, pues la realidad que hoy día vemos en esta entidad (y en toda la república), es totalmente lejana al mensaje consignado en la lona colgada en el automóvil.

Por: Edgardo V.L.

HOY NOVEDADES/MI MÉXICO