La sabiduría popular dicta que «quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores»; sin embargo, creo que no sólo es el desconocimiento, sino el olvido el que nos condena a la repetición infinita de errores en los procesos históricos que construyen la identidad de las naciones y comunidades.

La sabiduría popular dicta que «quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores»; sin embargo, creo que no sólo es el desconocimiento, sino el olvido el que nos condena a la repetición infinita de errores en los procesos históricos que construyen la identidad de las naciones y comunidades.

Justo pensé en esta frase y en las repercusiones del olvido, cuando leí las notas de los diarios el día de ayer, que en su mayoría hablaban de Felipe Calderón y su nueva faceta de altruista.

Al parecer, el ex mandatario mexicano ha cambiado la imagen de «temerario» en la guerra contra el narco, por la del ex presidente bondadoso que apoya a las fundaciones para niños. Y aunque es cierto que la bondad no debería ser motivo de crítica, también resulta sospechoso, que Felipe Calderón comience a expiar sus culpas rumbo a las elecciones de 2018, en las que su esposa Margarita Zavala, podría participar.

Con su nueva imagen, el ex presidente de la República ya está listo para dirigir y presidir los eventos del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, como lo han hecho las primeras damas a lo largo de la historia tradicional mexicana, pues ha decidido donar su pensión presidencial a una asociación que apoya a niños con cáncer.

Por medio de una carta, Felipe Calderón informó que decidió donar su pensión de 200 mil pesos mensuales a la asociación «Aquí nadie se rinde», que se encuentra en la delegación Álvaro Obregón y tiene 11 años de trabajo beneficiando a los niños que tienen este padecimiento.

En su carta, Calderón asegura, como buen santo arrepentido de sus malos pasos, que donó su pensión, porque tiene otros ingresos que lo ayudan a mantener a su familia y la crisis económica actual, hace que las personas se indignen por esta jugosa pensión de retiro.

Con tal acción, Vicente Fox es el único ex presidente que continúa cobrando mensualmente, pues tanto Ernesto Zedillo, como Carlos Salinas de Gortari renunciaron a este privilegio.

Pero regresando con al concepto de «olvido», a unos días de que Margarita Zavala, la esposa de Calderón, asegurará que iba al frente de las encuestas de las elecciones presidenciales de 2018, y que era la única que podía vencer a Andrés Manuel López Obrador, el amante de las palomas, es interesante que Calderón regresará a las primeras planas, con un discurso de bondad, desprendimiento y caridad, contrario a la imagen de «temerario» con la que encaró al narcotráfico durante sus años de gobierno.

Para que no se nos olvide quién fue Calderón, fue el presidente que a los pocos días de asumir el poder, inició una «guerra» contra el narcotráfico, en Michoacán y Guerrero, los dos estados con mayor número de asesinatos y desapariciones relacionadas con el crimen organizado.

Destaca también, que durante sus primeros dos meses de gobierno, presidiera 18 actos militares. Parecía que a Calderón le gustaban los juegos de estrategia militar, pero no sabía diferenciarlos de la realidad, pues su «guerra» desató la violencia en el país.

Asimismo, durante su gubernatura, los migrantes que atravesaban el territorio nacional vivieron tragedias al cruzarse de frente con organizaciones delictivas como los Zetas, quienes interceptaban a los migrantes para obligarlos a transportar drogas a cambio de respetar sus vidas.

Fue así que se llevó a cabo una de las tragedias más lamentables, la Masacre de San Fernando, que seguro no fue la única, sin embargo, la conocemos gracias a que un joven ecuatoriano logró escapar y dio santo y seña de lo sucedido con 72 migrantes que fueron ejecutados en Tamaulipas.

Por si no fuera poco, Calderón se atrevió a negar el uso de la palabra «guerra» en su estrategia contra el narcotráfico, pese a que el mismo utilizó el término en diversas ocasiones:

«Si bien hay costos en términos de la guerra que se libra contra la delincuencia, son más, muchísimos más, los costos que tuvo que padecer México por el hecho de no enfrentar a la delincuencia como debe enfrentarse a los delincuentes» (15 de mayo de 2009).

Que los libros nos amparen y por fin acaben las eras en las que mandan el olvido y el desconocimiento políticos.

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