Rumbo Sur es una banda integrada totalmente por músicos de Argentina, pero fue en este bello país llamado México, donde se unificó el sueño sonoro iniciado por Renzo Cintas (voz), acompañado de Lisandro Russian (percusión), Matías Gervilla (guitarra) y Nacho Rodríguez (guitarra).
Para iniciar su viaje en los escenarios, arribaron a Quintana Roo en 2015, aquí se vieron en la necesidad de salir a tocar a la calle durante cuatro meses, entonces comenzaron a generar contactos para luego llevar su música a comunidades indígenas en Oaxaca.
Renzo relata que, a partir de ese momento, pudieron dejar la calle y asistir a algunos festivales, entre ellos el Wine Circus Fest, realizado en Querétaro, en el que se sumó un integrante más, que fue el baterista. Hoy día suman ya ocho integrantes en la alineación, con la enorme fortuna de ser todos amigos que se han ido encontrando.
La semana pasada, mientras se dirigían a comprar pan y salchichas para preparar unos buenos hochos, Renzo platicó con Hoy Novedades acerca de la banda.
¿Por qué dejar el básquet ball para volverse músicos?
Justamente, el primero de los chicos con los que me encontré era Matías, amigo del básquet, hay otro que es Lisandro, que también jugaba al básquet y también Juan Ignacio, que es el guitarrista.
Dejamos el básquet ball y las profesiones, estábamos estudiando en la universidad. Yo soy licenciado en Recursos Humanos, Lisandro trabajaba en una empresa como licenciado en Relaciones Públicas, Leandro también estaba en un cargo buenísimo en una institución, Juan Ignacio era gerente de una empresa importante en Argentina.
Todos abandonamos nuestras cosas, justamente, por la pasión por la música, por viajar y querer mostrar un poquito de nuestro arte fuera de nuestro país, tuvimos la suerte de que a todos nos unía la misma pasión para poder reencontrarnos, llevarla a cabo y extender los sueños que tenemos en conjunto.
¿Cuál ha sido su peor experiencia en territorio mexicano?
La peor experiencia la tuvimos con un argentino en México, justo en esa época que empezábamos en Quintana Roo, conocimos varias personas que te ilusionan o te prometen cosas.
Uno, con la inocencia de estar empezando, cree todo y, justamente, en esa experiencia fue que nos hicieron cosas, tuvimos que invertir dinero, no nos fue bien con eso; pero en realidad de lo peor fue lo mejor, porque fue una experiencia que nos llenó de esfuerzo para todo lo que hicimos después.
La peor experiencia fue confiar de más, en personas que no tenían la vibra parecida a nosotros y, justamente, fue una persona de nuestro país.
¿Por qué elegir los ritmos latinos y no seguir la corriente rockera europea y estadounidense?
En el momento que decidí grabar las canciones tuve la posibilidad de trabajar con Leandro, que fue productor y director, y en conjunto vimos que, en nuestro país, se encasillaban en rock y otros movimientos, nosotros teníamos canciones en distintos géneros que queríamos exponer y no solamente quedarnos en un sólo estilo.
Lo que buscamos fue comenzar a combinar ritmos de rumba flamenca con rock, con reggae, con ritmos latinos, con cumbia y salsa, de ahí nacen las ganas de tratar de exponer nuestro arte y fusionar todos estos ritmos sin estar en un sólo estilo.
Por ahí, con el acceso del mundo moderno a la información, la gente escucha muchos estilos de música, entonces nos vimos en esto de cómo hacer estilos distintos y nombramos por ahora a nuestra música «Música popular de mundo con orientación latina».
¿Por qué conjuntar la música con esas labores altruistas de las que nos hablabas?
Realmente, eso viene desde antes de la música, nosotros hemos estado en deportes, hemos estudiado carreras afines con las humanidades, con las relaciones públicas, desde antes hacíamos este tipo de cosas.
Nos vimos todos motivados con el hecho de poder conocer y compartir un poquito de nuestra cultura y aprender y valorar la cultura que nos llamó siempre la atención, pues desde antes de comenzar a viajar, teníamos muchas ganas de visitar comunidades indígenas, tuvimos la suerte de que en la calle conocimos a personas que nos facilitaron el poder conectarnos y fue una de las experiencias más impresionantes que hemos tenido en la vida.
A nivel personal y a nivel espiritual, ha sido muy lindo poder valorar que la música realmente no tiene fronteras y que no importa el idioma, porque no podíamos hablar con todos, pero no importa nada, sino solamente la música, así que nos potenció la pasión por lo que hacemos.
Dentro de la visita que hicieron, ¿Cuáles fueron las expresiones culturales que más les gustaron de estas regiones?
Tuvimos la posibilidad de conocer la Sierra Chinanteca solamente, no hemos conocido Oaxaca en profundidad, pero realmente primero que nada, más allá de los paisajes y la vista de estos lugares, lo que más me llamó la atención fue la vibra, la predisposición y el cariño de la gente.
Allá hay muchas personas que estaban totalmente dispuestas a abrirnos las puertas de su casa. Antes de llegar a las comunidades, conocimos a gente que iba apoyando esta causa y solamente por el hecho de saber que haríamos música nos abrían las puertas de su casa.
Y no solamente en Oaxaca, eso nos ha pasado en todo México, nos hemos encontrado con gente que nos hace sentir realmente como en nuestra casa, tanto que ya llevamos casi dos años aquí.
Conductas como el machismo hoy día se ven plasmadas incluso en algo tan maravilloso como lo es la música. Escuchábamos una canción de ustedes que aborda una historia de feminicidio, ¿Cómo surge su idea de retomar estos temas?
Realmente es un tema que sí nos tocó muy de cerca, lamentablemente, en Mendoza, nuestro pueblo, una ciudad de Argentina, había dos chicas que estaban viajando por Ecuador, el año pasado, y fueron asesinadas, se generó un movimiento muy noticioso y fuerte en nuestro país.
Me tocó muy de cerca, porque nosotros también viajamos, estamos de la misma forma, conociendo personas, conociendo gente que lo único que quiere es viajar y hacer amigos, gente que no tiene maldad, sino inocencia.
Un hecho que me hizo sentir muy triste, y en Mendoza se respiraba justamente en ese momento que nosotros hacíamos gira, se respiraba en el pueblo un aire muy doloroso y me sentí motivado a que, mediante la música y justamente con la canción se llama «Esto va a terminar», de alguna forma, expresar que lo que sentíamos: queremos que termine todo el machismo.
¿Por qué no hay mujeres en la banda?
En realidad sí hay mujeres, hace justamente dos meses llegó la hermana de Lisandro, que es percusionista, ella viene de Italia, está tocando el teclado y también hace voces.
En realidad nunca se había dado, nosotros somos un grupo de amigos que, como decía, jugábamos al básquet juntos, veníamos de la escuela juntos y cada uno fue sumándose en el momento que lo creyó necesario, oportuno o que le nació la pasión.
Y en este caso, hace como dos meses en Quintana Roo nos encontramos con otra apasionada más, que también renunció a todo por su sueño de la música, por expresar mediante el arte sentimientos, emociones e historias.
Así que, estamos realmente contentos de que ella haya llegado, estamos abiertos a que siga generándose esa misma vibra con la que viene y está muy bueno tener un punto de vista femenino en el grupo.
¿Cómo apoyaría Rumbo Sur a erradicar estas posturas de feminicidios tanto en Argentina como en México?
Mediante la música, poder concientizar a la gente, pensamos que esa es nuestra postura, tratar de apoyar y tratar de acompañar a las mujeres en esto, dándoles fuerza, creo que en esta temática tan complicada nos podemos sumar.
La cuenta ya es regresiva, faltan 15 días para el «Festival Gozadera», ¿Qué significa para ustedes participar en este evento?
Para nosotros es muy importante, es el segundo festival grande en el que vamos a estar participando en México, en el primero pudimos asistir con seis músicos, una formación casi a la mitad de lo que es el grupo completo, es muy importante poder compartir nuestra música con otras personas, hacer conocer nuestro arte.
Además, es la primera vez que vamos a estar en un festival con la agrupación completa, somos los siete músicos de Rumbo Sur, ahora se sumó la hermana de Lisandro, somos ocho con ella, además tenemos el apoyo de una banda mexicana, se llama «Santo Mezcal», los dos vientos, el saxo y el trombón van a estar con nosotros.
Es la primera vez que en un festival vamos a sonar con el grupo completo, así que creemos que es uno de los momentos más importantes de la banda.
Esto se va a descontrolar entonces…
(Risas) Sí, esperemos que sí.
¿Han compartido escenario con alguna de las bandas que van a participar?
No, no hemos compartido, realmente somos un grupo nuevo, no tenemos tanto escenario compartido con bandas, pero sí las ganas de hacerlo.
¿Algunas palabras con las que desees concluir?
Quiero remarcar que estamos totalmente agradecidos con la gente de México, por abrirnos las puertas de su país y hacernos realmente sentir como en familia, para nosotros estando lejos de nuestras costumbres, de nuestra gente, de nuestra familia, pensábamos que iba a ser más difícil, pero gracias a toda esta gente y toda esta vibra que se genera nos sentimos como abrazados por México.
Así que nuestras palabras de agradecimiento hacia la gente de aquí.
Fin
Nuestra charla terminó justo en el momento en que Renzo y sus músicos-amigos comenzaban a preparar sus hochos. Provecho.
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