La Plaza del Ajolote
Secretos a voces

La Plaza del Ajolote

Que la Nación se lo demande

Un secreto a voces dentro de las primeras filas del periodismo de investigación y evidenciado durante el actual juicio contra Joaquín Guzmán Loera, ha puesto bajo la lupa a Genaro García Luna, quien fuera secretario de Seguridad Pública durante el sexenio del expresidente Felipe Calderón, y presunto receptor de sobornos millonarios por parte de Jesús «El Rey» Zambada, uno de los líderes del cártel de Sinaloa.

La principal promotora de dichos señalamientos fue la periodista Anabel Hernández, quien en su libro Los señores del narco presentó una larga lista de acusaciones por corrupción (basadas en su investigación periodística), en ellas, uno de los actores principales fue el ahora señalado por el Rey Zambada en el juicio del Chapo Guzmán.

Las declaraciones del hermano del Mayo Zambada, se asemejan a lo publicado por la periodista en el año 2009, gracias a las cuales se ganó una serie de amenazas de muerte —contra ella y su familia— que la llevaron a presentar una denuncia legal y hacer responsable de cualquier atentado en su contra, al propio García Luna.

Las acusaciones oscilarían entre la certeza histórica y el trabajo periodístico de Hernández, de no ser por las recientes declaraciones del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador; este último —fiel a su costumbre— ha prometido una administración amigable (por decir algo) con algunos cómplices del crimen organizado, principalmente aquellos ligados a escándalos de corrupción.

AMLO —así lo ha manifestado en diversas ocasiones— desea pasar a la historia como el presidente que ponga fin «al régimen corrupto» que impera en el país y para conseguirlo parece dejar pasar por alto uno de los mayores males de la nación (hablando de sus políticos): la corrupción, apenas comparable con la impunidad.

Si las declaraciones del Rey Zambada sacudieron al juzgado de Nueva York, a los principales medios de comunicación y al propio García Luna, quien aseguró se trata de «una mentira, difamación y perjurio» hacia su persona, las palabras del presidente electo ponen al centro del debate los reclamos del pueblo y la esperanza de justicia, por muchos años anhelada e inalcanzable.

Así, mientras Obrador planea pasar a la historia por encabezar la «cuarta transformación», parece esquivar la mirada de quienes le exigen haga justicia a los —considerados por el imaginario popular— responsables de los mayores males del país: violencia, corrupción, desvió de recursos, impunidad y un largo etcétera.

Las versiones de Zambada y Hernández coinciden en la fallida «estrategia» de Felipe Calderón para enfrentar al narcotráfico en México, además de firmar —de manera implícita, por supuesto—un acuerdo para acabar con los grupos rivales del cártel de Sinaloa, gracias al pago de sobornos para garantizar la protección y apoyo a la organización criminal dirigida por Ismael Zambada y Joaquín Guzmán Loera.

Dichas pagos millonarios (dos, según el Rey Zambada, entregados en un restaurante) ayudarían a comprobar el «inexplicable enriquecimiento» de García Luna, como lo llegó a calificar la periodista mexicana, sin embargo, también serían de gran apoyo para llenar las lagunas legales e históricas en medio de la llamada «guerra contra el narco», causante no solo de decenas de miles de pérdidas humanas, sino también de la creación de células criminales en extremo violentas, perjudicadas y regidas por el deseo de exterminar a quienes fueron beneficiarios de la Federación.

Entonces, señor presidente electo, le tomamos la palabra: Sí, queremos que enjuicie y persiga a los líderes políticos del país, a Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña y los que resulten responsables. En pocas palabras, hacer valer la Constitución, de lo contrario, que la Nación se lo demande.

Por: Ernesto Jiménez

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