A punto de cumplir dos años y medio de la desaparición de los normalistas de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa «Raúl Isidro Burgos», quienes fueron privados de su libertad de forma ilegal por parte de la organización criminal «Guerreros Unidos», y jamás se volvió a saber el paradero de ninguno de los 42 jóvenes guerrerenses.
El hecho causó revuelo a nivel internacional, en diferentes países se realizaban protestas en desprestigió de las autoridades de seguridad de México, sobre todo ante las inconsistencias que presentó la Procuraduría General de la República y su entonces titular Jesús Murillo Karam, quien expuso la llamada «verdad histórica», versión que posteriormente sería cuestionada y desmentida por el grupo de peritos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La opinión pública nacional e internacional no creyó en lo absoluto la versión que dio la PGR, las marchas y protestas en la Ciudad de México se volvieron una cuestión cotidiana, ya que cada semana se abarrotaba la Avenida Paseo de la Reforma, donde los padres de los normalistas, acompañados de organizaciones civiles, estudiantes, trabajadores y profesionistas, manifestaban su inconformidad ante la desaparición forzada de los 43 y la falta de respuesta del Gobierno de la República.
Una de las mantas más recordadas, era aquella que portaba un grupo de jóvenes, la cual tenía escrito: «Por Reforma marchamos miles y miles, pero nos faltan 43», el Ángel de la Independencia era el punto de reunión la mayoría de las veces, así como el Zócalo era el destino de las marchas, mismas que se intensificaban los días 26 de cada mes.
De igual forma las protestas afuera de las instalaciones de la PGR en Reforma eran recurrentes, más de una ocasión fue necesario cambiar las ventanas del edificio, ya que los manifestantes solían arrojar piedras a los cristales o realizar pintas en la puerta del inmueble.
Inclusive, en la víspera de Navidad de aquel 2014, los padres de los normalistas se manifestaron en las afueras de la Residencia Oficial de Los Pinos, argumentando: «Si nosotros no tenemos Navidad, ellos (Peña Nieto y su familia) tampoco la tendrán».
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