«Una fractura del Estado de Derecho que favorece la impunidad»
Marcela Lagarde, investigadora mexicana (sobre el feminicidio)
El Observatorio Ciudadano en contra de la Violencia de Género, Desaparición y Feminicidios en el Estado de México informó que, el año pasado, se presentaron 263 de estos crímenes en esta entidad federativa. Ecatepec fue el municipio con el mayor número de casos, registrando un promedio de tres víctimas al mes.
No obstante, el gobierno de Eruviel Ávila le ha restado importancia a este tema, desde un principio. En pocas palabras, ha querido tapar el sol con un dedo. Un botón de muestra es que la gran mayoría de esos 263 casos en el 2016, el gobierno mexiquense no los considera como feminicidios. Acá es donde nos surge la duda: ¿Qué es un feminicidio?
El Código Penal Federal, en su artículo 325 establece que: «Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias»: signos de violencia sexual; lesiones, mutilaciones, o actos de necrofilia; antecedentes de violencia familiar, laboral o escolar; la víctima y el activo hubieran mantenido una relación previa; amenazas; la víctima haya estado incomunicada; y el cuerpo sea expuesto en un lugar público.
Pero en el estado que abraza al «exdefectuoso», los homicidios contra las mujeres regularmente no son investigados considerando que podrían tratarse de feminicidios. Esta situación es contraria a lo que establece el modelo de «Protocolo Latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género», el cual acota y recomienda que todas las muertes violentas de mujeres, deben ser analizadas con perspectiva de género, sin importar si fueron accidentes, suicidios o por motivos criminales. De esta forma, se podría determinar si existieron razones de género los que motivaron el suceso o no.
No hay duda de que el gobierno encabezado por Eruviel cuenta con los recursos para tratar e investigar este tipo de casos. Lo que falta es voluntad y compromiso con la sociedad mexiquense. Tal vez sea la inminente intención de ser candidato presidencial del chapeado, para así seguir el mismo camino que el copetudo caminó hace casi algunos años, rumbo a Los Pinos. Porque las cifras y las poses mandan en la política mexicana. Y no se verá muy bien que uno de los presidenciables del PRI manche su currículum con sangre femenina.
Actualmente, en el Estado de México existe Alerta de Género sólo en 11 de los 125 municipios. Una cifra risible que nos vuelve a demostrar eso de querer esconder la situación, de echar debajo de la alfombra el polvo que sale al barrer la sala. No por nada los actuales candidatos a la silla que usa el chapeado han iniciado su campaña, poniendo un énfasis en la procuración de las mujeres.
Sin embargo, y como era de esperarse, son medidas que sólo pretenden ganarse el voto rosa, sin realmente atacar el problema, ya no digamos de raíz, ni siquiera superficialmente. Unos prometen 1,200 pesos bimestrales, otros un día de asueto al mes. No olvidemos que esa flor que estos políticos se quieren colgar en el pecho está más roja que rosa.
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