México y Estados Unidos, el dúo que en los últimos tres meses se ha vuelto el más polémico en todo el mundo, de nueva cuenta está ante los ojos de todos y no, no es por el muro más famoso de los últimos años, sino por el hurto que protagonizó el exdirector de la prensa Mauricio Ortega, al tomar «sin permiso» el jersey del quarterback de los Patriotas de Nueva Inglaterra, Tom Brady, del vestidor en el Super Bowl 51.
Lo curioso de esto es el ¿por qué en esta ocasión sí ovacionaron y llamaron a los del FBI para que hallaran dicha prenda?, que si bien tiene un valor simbólico, el mundo se puso de cabeza para convertirse en los héroes de esta película. Es interesante como en México pueden encontrar un jersey de uno de los deportistas más famosos, pero no logran encontrar al exgobernador aún «extraviado» de Veracruz, Javier Duarte.
Pero no entremos en detalles, «santo que no es visto, no es adorado», pero sí de adorados queremos hablar, Donald Trump se lleva los aplausos del público. Dicho mandatario estadounidense en tantas de sus «presentaciones», ya sean en persona o a través de su amado Twitter, no se ha cansado de expresar su odio hacia los periodistas, ya que, desde su llegada a la Casa Blanca, los ataques e insultos a la prensa se han vuelto rutinarios, erosionando cada vez más la confianza de la ciudadanía en los medios, acusándolos como «el enemigo del pueblo americano».
Esperemos su participación y amplia opinión sobre este hecho, pues en él se conjuntan las dos cosas que más odia, a los periodistas, y para darle un toque extra, la nacionalidad mexicana.
Al respecto, el vocero presidencial de Estados Unidos, Sean Spicer usó el incidente del robo de la camiseta para tener un momento de «diversión» con la prensa que cubre la Casa Blanca, expresando estar feliz de que el individuo en el cuerpo de periodistas que tomó el Jersey de Tom Brady haya sido devuelta de manera apropiada, esbozando con una gran sonrisa: «Otro mal ejemplo de la prensa, pero corregimos esa falla».
Pero como dicen por ahí: «ojo por ojo, diente por diente»; de esa manera, para un tramposo que desinfla balones, hay un ladrón que le roba su camiseta valuada en dólares, y dicho suceso será tomado como pretexto para la capitalización de los Bad hombres por el xenófobo Trump.
No se justifica de ningún modo este robo, el cual se ha vuelto mediático, pero es seguro que esto dará pie para que el mandatario estadounidense renueve su discurso antimexicano, gracias a éste individuo salido de la corrupción en que se rige este país y que le puso en bandeja de plata, argumentos para renovar su discurso de odio y darse publicidad virtual por un largo tiempo…
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