La Guerra Fría sostenida entre la Unión Soviética y Estados Unidos, no sólo dejó su huella en la historia de ambas naciones y en la literatura de ciencia ficción, también repercutió en el desarme nuclear de una América Latina que se vio inmersa en este conflicto por su ubicación territorial.
En la década de los sesenta, tuvo lugar la llamada Crisis de los misiles, una etapa en la historia que paralizó a la humanidad, porque estuvieron a punto de vivir un exterminio nuclear.
En esta época, Estados Unidos y la Unión Soviética sostuvieron un conflicto que tuvo la capacidad de iniciar un movimiento bélico nuclear, pues ambos países, con el afán de defenderse, conformaron armamentos nucleares.
Al mismo tiempo, Cuba rompió sus relaciones con Estados Unidos, pues nacionalizó sus recursos y la potencia mundial reaccionó con un boicot económico, mismo que se mantuvo hasta el 2016, cuando ambos países retomaron el diálogo.
Cuando Cuba se vio afectado por la decisión estadounidense, la Unión Soviética ofreció su ayuda económica y militar. Y para 1960, ambos países ya habían firmado un tratado de cooperación militar.
En 1961, la situación se agravó, pues un grupo de exiliados cubanos, trató de retomar el poder de la isla, con la ayuda y la preparación estadounidense que autorizó el presidente John F. Kennedy.
Este atentado no fue exitoso, pero la Unión Soviética aprovechó para instalar bases de misiles en la isla, su objetivo principal era: Estados Unidos.
Este hecho propició un ambiente de tensión mundial, pues el inicio de un movimiento bélico nuclear perjudicaría a más de tres naciones involucradas; sin embargo, ambas naciones llegaron a acuerdos.
Este precedente, propició que Adolfo López Mateos, probablemente impulsado por alguna petición estadounidense, el 21 de marzo de 1963, enviara cartas a los presidentes de Bolivía, Brasil, Chile y Ecuador, con el propósito de realizar: «Una declaración por la que anunciáramos nuestra disposición para firmar un acuerdo multilateral con los demás países de América Latina, en el cual se establezca el compromiso de no fabricar, recibir, almacenar ni ensayar armas nucleares o artefactos de lanzamiento nuclear.
El 14 de febrero de 1967, en Tlatelolco, México se firmó el tratado para la prohibición de armas nucleares en América Latina, que basó sus argumentos en la consolidación de un mundo en paz, fundada en la igualdad soberana de los Estados, el respeto mutuo y la buena vecindad.
Con esos fundamentos, se inició la desnuclearización militar de América Latina, que buscaba el desarme general y completo, que a la fecha sigue pareciendo un fragmento de la literatura, pues la coyuntura del 2017, apunta a múltiples conflictos bélicos y a la mala vecindad liderada por el mandatario estadounidense.
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