A dos semanas de posicionarse como el presidente de Estados Unidos, con la peor popularidad en dos décadas, Donald Trump volvió a sorprender a sus detractores, a nivel mundial, con su política migratoria. Foto: La Vanguardia

A dos semanas de posicionarse como el presidente de Estados Unidos, con la peor popularidad en dos décadas, Donald Trump volvió a sorprender a sus detractores, a nivel mundial, con su política migratoria.

Después de firmar la orden ejecutiva para construir un muro fronterizo en la línea divisoria con México, el magnate que llegó a la presidencia con un discurso racista, emitió su política migratoria, la cual prohíbe la entrada a Estados Unidos, a ciudadanos de siete naciones, que en su mayoría son musulmanas, además de que rechaza la admisión de refugiados.

Cabe destacar que esta prohibición no contempla la tierra natal de 15 de los terroristas que participaron en el ataque aéreo el 11 de septiembre de 2001, Arabia Saudita, pues se sabe que este país es un aliado comercial de la potencia norteamericana que, incluso, tiene negocios permanentes con los grupos conservadores de EUA.

Tras el anuncio de esta política, las manifestaciones no se hicieron esperar, pues inmediatamente, inconformes se reunieron en los aeropuertos con pancartas para recibir a los visitantes, al tiempo que cantaban consignas contra su presidente.

Sin embargo, las muestras de inconformidad se mostraron en otras partes del país, en la Casa Blanca, la plaza Copley de Boston, en Battery Park en Manhattan y aeropuertos de distintas ciudades.

Asimismo, funcionarios políticos, religiosos y celebridades expusieron que la política migratoria del presidente Trump es violenta y atenta contra la libertad de las personas, lo que, evidentemente, es antiestadounidense.

Por su parte, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, pidió que se revirtiera esta política que restringía el acceso al Air Train.

Mientras que el alcalde de la misma ciudad, Bill de Blasio, publicó en sus redes sociales, que estas medidas eran vergonzosas, pues es evidente el contenido racial que permea en esta decisión presidencial.

El cardenal Cupich también condenó esta política, pues más bien parece una nueva persecución religiosa, en la que los refugiados y musulmanes son los más afectados, por el simple hecho de tener una creencia religiosa, que grupos extremistas han adaptado a sus posturas violentas.

En el ámbito legal, una jueza federal logró bloquear parte de este decreto, para permitir la entrada al país a los ciudadanos que salieron afectados por esta decisión de Donald Trump y no se quedaran varados, durante su viaje.

Sin duda, Donald Trump se muestra ansioso por llevar a cabo otra de sus promesas de campaña, una política migratoria, que más allá de garantizar la seguridad en territorio norteamericano, generará un odio racial, al postular que debe existir una tolerancia cero con los extranjeros ilegales en ese país.

En el aspecto social, Donald Trump no ha conseguido anotar puntos a su favor, a cada decisión el descontento y las manifestaciones crecen y, al parecer, con esta política migratoria, podría perder la simpatía de los empresarios que lo apoyaban, pues el descontento internacional ha llamado a boicotear a multinacionales que apoyaban al magnate, lo que ha generado pérdidas monetarias, que a la larga, podría concluir en quiebra y desempleo.

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