Claudia Sheinbaum declaró la alerta de género en la CDMX
A pesar de que se han cometido diversos feminicidios en La capital, la alerta de género llega tarde.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, informó que en la capital ha sido decretada la Alerta por Violencia en contra de las Mujeres, con la cual, las autoridades esperan que disminuya el número de feminicidios.
Entre las medidas que se piensa tomar está el crear un banco con el ADN de aquellas personas que han sido fichadas como agresores sexuales para, en palabras de Sheinbaum, «todos sepamos quienes son los violadores». También se contará con sanciones al ciber acoso, es decir, tanto al hostigamiento con fines sexuales como al hecho de compartir las famosas «nudes».
Asimismo se construirán más Senderos Camina Libre Camina Segura y se capacitará de una mejor manera a todos aquellos funcionarios dedicados a atender casos de violencia sexual.
Claro que es grato y necesaria la activación de la alerta de género en la CDMX, la pregunta es, ¿por qué hasta ahora? Los asesinatos de mujeres por el simple hecho de ser mujeres no es algo reciente en la capital, pues casos como los del asesino serial apodado «El monstruo de Ecatepec» o los crímenes contra Ingrid –encontrada sin vida dentro de una maleta en Tlatelolco-, Graciela y Gatziella Cifuentes –madre e hija asesinadas en la Álvaro Obregón por el novio de la segunda- o Lesvy –ahorcada en las inmediaciones de CU-, son sólo unos pocos ejemplos de la problemática que se vive desde hace años en la capital.
Además, aunque aumentar la seguridad en las calles y brindar una mejor capacitación a los funcionarios son buenas medidas, no debemos olvidar que gran parte del problema es cultural, pues vivimos en una sociedad donde todavía gran parte de ella menosprecia a la mujer; eso sin tomar en cuenta que en México la burocracia es más un chiste que un sistema legal y judicial en el que se suele tratar peor a las víctimas que al victimario.
La alerta de género es buena, sí, y mucho, pero si se quiere erradicar el problema (o al menos pararlo un poco más) también es momento de comenzar a atacar el mismo desde su surgimiento y no desde sus consecuencias.
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