Aunque en muchas ocasiones los del PAN procuran ser discretos en sus «agarrones de greña», llega un momento en el que les gana lo blanquiazul, especialmente cuando está cerca la fecha para la elección del nuevo presidente de México, y así, como un pleito callejero sin piedad, las fuerzas al interior del partido se lanzan fieros zarpazos directos al rostro.

Así pues, con casi un año de espera para los comicios federales, la cúpula panista parece apuntalar únicamente ya a tres precandidatos, claramente hablamos de Ricardo Anaya, Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle, quienes, por cierto, recientemente se reunieron en Coahuila, para levantar el puño juntos en apoyo su candidato a gobernador, ante un posible fraude electoral a manos del PRI.           Sin embargo, justo en aquella fugaz reunión de líderes azules, memorada con una simpática selfie en la que impera un gran abrazo, las pasiones se acaloraron de tal manera que las cámaras pudieron captar, por separado, dos momentos de conflicto, uno en el que Moreno Valle se lía a palabras con Ricardo Anaya, aun cuando éste es presentado ante los simpatizantes; pero la segunda fue más grotesca, pues la exprimera dama rehuyó con su codo que el líder panista la tomara del brazo, un acto que pintó el furioso desacuerdo entre ambos.

Casi enseguida del mencionado desfiguro público entre los panistas, vino el inicio de una gira nacional que emprendió Margarita Zavala, presionando a su líder de partido para que defina al candidato del PAN y responsabilizándolo por las derrotas en Edomex y Coahuila; con el objetivo claro de posicionarse como la mejor opción que Acción Nacional tendría para enfrentarse a los abanderados del PRI, Morena y PRD.
Al conflicto interno se ha sumado el calderonista Ernesto Cordero, hoy día legislador, pues con todo el filo brilloso de la guadaña, se lanzó sobre Anaya Cortés y le pidió tener la dignidad de asumir la responsabilidad del fracaso electoral de 2017, por lo que exigió su renuncia a la presidencia panista.

A pesar de semejantes hachazos por sus mismos compañeros de partido, Anaya sigue negándose a responder, limitándose únicamente a decir: «Yo no me voy a equivocar: Mis adversarios no están dentro del PAN; para Margarita, para Rafael, para mis demás compañeros lo único que tengo es aprecio, reconocimiento y ánimo de construir». Confía en su permanencia como líder de su comité nacional.
En la triada de precandidatos panistas, únicamente Margarita Zavala ya encendió los motores de su maquinaria política, con la firme intención de atropellar a quien se oponga a su candidatura, y con la mitad del 2017 ya recorrido, será cuestión de tiempo para ver cómo acciona y qué trae Moreno Valle para entrar a la trinchera.
Por lo anterior, es posible observar que los tiempos de besos y abrazos entre estos tres comienza a extinguirse, y que el pleito de calle que se vive dentro del PAN está mutando en un enorme monstruo capaz de bloquear el avance de sus estrategias para hacerse de la silla presidencial, ya sea por la vía individual o por medio de su coalición favorita con el PRD, el partido amarillo, que peor todavía para el blanquiazul, ya mandó un par de señales de «poliamor» al Revolucionario Institucional.

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