¡Lo admito!, como buena millennial crecí con Disney y sus constantes lavados de cerebro musicales… por eso fue inevitable comparar al simpático heredero del Grupo Atlacomulco y actual presidente de la República, Enrique Peña Nieto, con Hércules y su pegaso, aunque la diferencia es abismal, porque mientras uno planea convertirse en un «héroe verdadero», el otro es un «verdadero antihéroe nacional»; reprobado no solo por sus reformas estructurales, y los casos de violencia que se han presentado en su sexenio, sino por su reciente metida de pata en la que se dio a conocer como todo un profesional del espionaje.
Como México siempre ha aspirado a convertirse en un país primermundista similar al vecino gringo del norte y como, en Gringolandia, la actual administración tiene una lucha eterna, interna y según convenga con los medios de comunicación (verbigracia: Twitter-Trump golpiza a CNN), en esta ocasión, salió a la luz que el gobierno priista de Peña compró y utilizó un spyware llamado Pegasus para espiar los celulares de periodistas, activistas de derechos humanos y abogados que son críticos con el actuar político de esta administración.
Por su lado, Peña afirmó:
«[En México] las más de las veces nos sentimos espiados… No va a faltar que alguien o alguna vez exhiban una conversación mía».
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En la tinta de Mimí Kitamura
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