Recordemos que desde hace un tiempo, el Partido de la Revolución Institucional recogió pequeños aliados, recogiéndolos únicamente para tener aquel 3 por ciento de firmas (o votos) que necesitan para que esos pequeños movimientos puedan transformarse en partidos, así es que llegó Encuentro Social y Nueva Alianza a una suerte de mancuerna con el hegemónico de México.
Sin embargo, el inseparable del PRI, el Partido Verde Ecologista de México, además de ser un partido o filial que cuenta con independencia, es decir, es un partido completamente aparte, ha mostrado lealtad en más de una ocasión al tricolor.
Por sí solo ha logrado apoderarse de la gubernatura de un estado, siendo esto en Chiapas, en donde Manuel Velasco, mejor conocido en aquellos rumbos como «el Güero», ha logrado tener una administración «callada». Además de esto, a Velasco se le consideraba como uno de los aspirantes a la presidencia de México, pero se encargó de desmarcarse debido a su administración tan pasiva.
En este contexto de casi hermandad, resulta extraño que Carlos Alberto Puente Salas, vocero de este partido y el presidente del Senado, Pablo Escudero Morales, hayan señalado que el partido al cual representan sienta cierta afinidad con el Frente Amplio Democrático, la colaición que planteó Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN y Alejandra Barrales, presidenta del PRD.
Dicho frente en un inicio pudo tener varias lecturas, una de ellas, es la anunciada por ambos dirigentes nacionales, la cual apuntaba a que no se trataba ni más ni menos que una oposición para lograr quitar al PRI de nueva cuenta de la silla presidencial. Una segunda lectura corresponde a la oposición no al PRI, sino al inminente crecimiento de MORENA.
La realidad del asunto no es tan clara, como no lo es el hecho de que el PVEM, coquetee con este frente y señale que «la lealtad es con México no con el PRI».
Esta situación es algo así como lo que, en dichos mexicanos podría decirse, «morder la mano que da de comer» o «Patear el pesebre».
Sin embargo esta situación no puede preocupar al PRI, ya que es poco probable que el Verde Ecologista pueda sobrevivir por sí solo a unas elecciones federales, esto en caso de que busque unirse al Frente Amplio y sea rechazado por el PAN y el PRD y aunado a esto, el PRI decida castigarlo, yendo solos.
El mejor panorama ante esto es que el PAN y el PRD los acepten o que el Ecologista ni siquiera logre desprenderse el PRI, dadas las grandes ofertas que el partido hegemónico ofrece, solo a nivel político, obviamente.
Los representantes del partido verde, se dieron el lujo de señalar que «El partido estará en condiciones de decidir qué es lo mejor para los mexicanos. La lealtad que debe tener el Partido Verde es con los mexicanos, no con otros partidos políticos y me parece que está haciendo bien el Verde en platicar con otras fuerzas políticas.
(…) Nadie podría estar pensando sólo en querer gobernar de manera independiente, autónoma, con lo que van a poder ganar. Cualquiera que vaya a ganar las próximas elecciones, la va a ganar con el 28 o el 29 por ciento y con eso en este país ya no se puede gobernar».
Ninguno de los panoramas planteados es muy aventurado. Quizás al Verde ya no le está gustando ser aquel partido que viaja siendo la sombra del verdadero gigante. Mientras tanto, solo recordemos que la política mexicana ha dado gala de prácticas sorpresivas, repentinas e indescifrables.
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