Si en las calles se sigue percibiendo el cuerpo femenino como público, hagamos del violeta el color de nuestra autodefensa. Foto: La Silla Rota

Si en las calles se sigue percibiendo el cuerpo femenino como  público, hagamos del violeta el color de nuestra autodefensa.

Cuando era pequeña «amaba» el color rosa: pantalones rosas, blusas rosas, sudaderas rosas, peluches rosas, juegos de té rosas y muñecas con indumentaria rosa; parecía un gran algodón de azúcar corriendo por las calles de la ciudad, sin identidad.

Como dice Señorita Vagabunda en un poema, desde que el doctor revela nuestra feminidad a nuestros padres, deciden vestirnos de rosa. Y crecemos con la idea de que ese es nuestro color, el más favorecedor para vernos dulces, tiernas y «femeninas».

No obstante, en México y en muchas partes del mundo, hemos decidido terminar con la dinámica del estereotipo «rosa» que nos limita a actuar sumisas ante cualquier situación. En primer lugar, porque como mujeres aún seguimos luchando por defender nuestros derechos y adquirir otros que nos permitan decidir sobre nuestro cuerpo y caminar seguras en cualquier rincón del universo. Porque, aunque «los hombres nos hayan permitido entrar a las universidades, a las fábricas y a los puestos gubernamentales», actualmente, nos enfrentamos a los horrores del siglo XXI: la xenofobia y el feminicidio.

Por eso la importancia de erradicar la relación entre el rosa con lo femenino, de felicitarnos y enviarnos flores cada 8 de marzo, por el simple hecho de ser mujeres. Pues esta fecha no celebra la belleza femenina como inspiración, por el contrario, conmemora la fortaleza y la resistencia de las mujeres trabajadoras que fallecieron en el incendio provocado, en una fábrica de textiles, exigiendo mejores condiciones laborales.

Para desapegarnos del «rosa» también es necesario romper con las imposiciones de la industria de la moda, que siempre ha encontrado la manera de apropiarse de los discursos ideológicos, para satisfacer sus necesidades económicas. Para tal efecto, te recomendamos lo siguiente:

No busques en las tiendas conjuntos que «parezcan rudos y feministas», deja volar tu creatividad, busca en tu guardarropa y no tengas miedo de combinar colores.   El violeta tiene la cualidad de poder armonizar con el negro, el blanco y cualquier tono de grises.

No obstante, siempre ten presente que la ropa que compras en tiendas departamentales, fue hecha por mujeres que han recibido un salario mínimo y, quizá, experimentan malas condiciones laborales. Así que también es importante que investiguemos a las tiendas en las que pensamos consumir y si ninguna nos convence, compremos ropa a nuevos proyectos artesanales, que no contribuyan con la gordofobia y con la creencia de que los cuerpos delgados son mejores.

Si lo tuyo es pintarte el cabello de colores y eres consciente de que muchos tintes experimentan con animales, no tienes que preocuparte, porque también hay una opción amigable con la naturaleza.

Los tintes Manic Panic son geniales, porque sus productos no usan test en animales; son probados por algunas celebridades como Emilie Autumn, que también ha puesto en la escena musical reflexiones sobre el «ser y deber ser femenino».

Además, Manic Panic también tiene una gama de violetas y morados. Un ejemplo es el tono Ultra Violet que se puede combinar, perfectamente, con el negro y el azul marino. Y algo fundamental es que no maltratan el cabello como otros tintes.

Es importante que, antes de pintarte el cabello, reflexiones que la industria de la moda también nos ha hecho creer que sólo las pieles blancas se ven bien con maquillaje y cabello pintado. Si portarás el color violeta en tu ropa y cabello, entonces rompe con el estereotipo racial, porque no sólo las blancas lucen bien, y para muestra una imagen de la rapera Azealia Banks.

No olvides que en México convivimos muchos colores, y es esa diversidad la que debe enorgullecernos, no nuestro parecido con Estados Unidos.

Para finalizar, si te gusta combinar tus accesorios con la indumentaria, y también eres partidaria de la autodefensa femenina, ante el acoso sexual en las calles, puedes probar estas armas con forma de gato, que también tienen una presentación en violeta, o si lo prefieres, para generar contraste, usa la negra o, por qué no, la rosa pastel, para reconfigurar la creencia de que el rosa es sinónimo de debilidad y sumisión.

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