Las últimas semanas de 2016 estuvieron llenas de dramatismo, desde las desgracias ocurridas en Tultepec, Estado de México, hasta el anuncio del incremento de la gasolina, el cual se elevaría hasta un 20 por ciento, lo que afectaría, como siempre sucede, el bolsillo de los mexicanos.
Son varias las noticias que tambalearon el panorama de México en 2016 y que de acuerdo a los expertos en cada distinto tema, repercutirán en el desarrollo de la vida nacional para 2017; la más sonada y que puso a temblar a las economías del mundo sin duda fue la elección de Donald Trump como el próximo presidente de los Estados Unidos.
Entre amenazas de construir un muro que separe a ambas naciones pagado por el gobierno mexicano y una deportación en masa de los latinoamericanos que se encuentran de manera ilegal en aquella nación, el panorama para México luce un tanto desalentador. Si bien se ha dicho que la deportación en masa no se podría hacer (aunque así se quisiera) de inmediato, es necesario preguntarnos que en el hipotético escenario de un regreso forzado de millones de mexicanos a nuestro país ¿Qué es lo que haría el gobierno para ofrecer empleo y seguridad social a toda esa gente? Son nuestros connacionales, es cierto, pero si en la actualidad no hay los suficientes empleos medianamente bien pagados que ofrecen la posibilidad de llevar una vida mínimamente digna para el número de mexicanos que somos, pues mucho menos para toda la gente que sería deportada de regreso a territorio mexicano.
Respecto a la inseguridad, México continúa consolidándose, lento, pero a paso firme, como una de las naciones más peligrosas en el continente americano y en el resto del mundo. En un país donde ser mujer es más peligroso que ser delincuente, no hay mucha esperanza para reducir cifras de feminicidios. En un lugar donde el ejercicio periodístico de investigación real se paga con intimidación y atentados, luce complicado una mejora en 2017.
Al primer minuto de este nuevo año el precio de la gasolina se elevó en un 14 y 20 por ciento, cifras para la gasolina Magna y Premium respectivamente; el diésel se elevó un 16.5 por ciento. Ante estos aumentos anunciados desde semanas atrás, la ciudadanía se movilizó en todo el país con marchas, plantones y tomas de gasolineras.
Los aumentos en el precio del hidrocarburo es una medida sana, dicen los partidarios del gobierno; por el contrario, los detractores de la administración actual niegan que subir los costos del combustible sea benéfico, y si bien con la liberación del precio de la gasolina y la entrada de distintas empresas puede que a la larga el precio disminuya, servicios como transporte, alimentos y demás productos elevarán su precio.
El recién iniciado 2017 puede presentarse como muchas cosas, tranquilo no es una de ellas.
Incertidumbre, nerviosismo y temor por un lado; ánimo, esperanza y la inquebrantable Fe –de cualquier religión-, casualidad, suerte, por el otro. Lo que se venga México puede dar y repartir, así ha sido siempre y aunque lo parezca no es conformismo, es la dureza de una raza como la nuestra, la que nunca se acobarda y sabe empezar y terminar las cosas, no siempre bien, pero sí de una manera inolvidable.
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