Es complicado poder dimensionar la tragedia ocurrida en el estado de Guerrero, el poder de la naturaleza muestra la vulnerabilidad del ser humano y de la vida en sociedad, en situaciones inciertas que terminan mostrando la imprevisibilidad de los fenómenos naturales.

La tormenta tropical Otis en poco tiempo se convirtió en un poderoso huracán categoría cinco, sorprendió al estado de Guerrero y a la zona más emblemática de dicho estado, el puerto de Acapulco, en unas cuantas horas el huracán destruyó todo lo que encontró a su paso, no dejó prácticamente nada en pie, hoteles, restaurantes y diversas zonas del complejo turístico quedaron en ruinas. Un conteo inicial habla de por lo menos pérdidas materiales por 300 mil millones de pesos y 59 muertos según las cifras “oficiales”.

Son muchos los cuestionamientos al gobierno estatal y al gobierno federal, el presidente López Obrador en un intento infructuoso por querer llegar a la ciudad de Acapulco vía terrestre, no tuvo éxito lo que lo obligó a regresar a la Ciudad de México. El vacío de comunicación que se generó durante 72 horas por parte del gobierno, completa el cuadro de una tormenta perfecta, una catástrofe natural acompañada de la inacción del gobierno, que se ha limitado a informar que más de 13 mil efectivos de seguridad y 1300 electricistas tratan de solucionar los problemas más apremiantes del emblemático puerto.

Varias son las preguntas que surgen hacia los distintos niveles de gobierno, pero el principal, es sin lugar a duda, porqué a la población no se le informó a tiempo sobre lo que estaba por ocurrir, posiblemente ese tiempo habría sido aprovechado para evacuar a la gente y aunque las pérdidas materiales era imposible evitarlas, al menos si se podría haber evitado el colapso de una ciudad que hoy tiene atrapadas a miles de personas que no tienen acceso a combustible, agua y electricidad.

Otra de las grandes interrogantes es sobre el papel de la gobernadora Evelyn Salgado, en un momento en que la población necesita que se le informe de manera oportuna, a la gobernadora se le vio activa en redes sociales, pero no en las calles, que son el principal punto de conflicto en Acapulco en este momento.

Aunado a la falta de servicios, distintas tiendas en Acapulco fueron robadas, en medio del caos que prevalecía en el lugar, tiendas de autoservicio, tiendas departamentales y distintos negocios fueron saqueados por la población, llevándose electrodomésticos y objetos de valor de estos negocios, todo ante la mirada pasiva de las autoridades que nada hicieron para detener el saqueo.

Los cuestionamientos hacia la gobernadora no son nada nuevo, la forma en la que llegó al poder son el primer asunto que generó polémica, cuando al papá de la actual gobernadora, Félix Salgado, la autoridad electoral  le impidió participar en la conteniendo por no haber entregado de manera oportuna su informe de gastos de precampaña, el partido Morena buscó el “modo” de que el político guerrerense pudiera hacerse del poder y encontró en su hija a la candidata ideal para relevarlo en la contienda por el estado de Guerrero.

Las críticas por la falta de experiencia de la gobernadora, pero sobre todo la mala reputación que privaba sobre el padre de Evelyn Salgado, que fue acusado de violación, no fueron motivos suficientes para que el partido Morena y el presidente desistieran de la idea de nombrar como candidata a un miembro de la familia Salgado, se empeñaron en apoyarla, hasta que ganó la contienda por la gubernatura de Guerrero.

La gestión de Salgado se ha caracterizado por la persistencia de los problemas que históricamente han afectado al estado, la inseguridad y la pobreza son los principales, previo al paso del huracán Otis, en el municipio de Coyuca de Benítez fueron asesinados 13 policías, los propios dirigentes de Morena en el estado señalan que hay un poder bicéfalo, el padre de la gobernadora tiene una alta incidencia en las decisiones que se toman en el estado. El poder ausente no solo se ve reflejado en los saqueos que ocurren en Acapulco, los cobros de piso y las extorsiones se han convertido en imágenes cotidianas en un estado que vive en un clima de alta conflictividad.

Para calmar la presión por la inacción del gobierno, el presidente López Obrador ha anunciado que cuentan con fondos suficientes para atender la emergencia, sin embargo, empresas de análisis de riesgo han señalado que el costo de los daños es 20 veces mayor a los recursos de los que dispone el gobierno de México para atender la catástrofe. Los más de 60 mil millones que ha anunciado el gobierno federal para ayudar a los damnificados por Otis son insuficientes ante el tamaño de la catástrofe.

Morena, pero en particular el presidente López Obrador, se ha obsesionado en mostrar que siempre tiene la razón, en el caso de Guerrero, el presidente se empeñó en entregar el poder a la familia Salgado y las consecuencias saltan a la vista, la improvisación, la ausencia de liderazgos tienen sumido al estado de Guerrero en una severa crisis que seguramente escalará. Lo que queda claro en el estado de Guerrero es que quien detenta el poder prefiere privilegiar los intereses de su grupo antes que pensar en el bienestar general de la población, la decisión de poner en las manos equivocadas el poder tendrá consecuencias para población que pagará el precio de los errores de sus gobernantes.

Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana @ivarrcor @Integridad_AC