Por: Christian Pérez

La relación entre Ricardo Monreal Ávila y Andrés Manuel López Obrador es de larga data y ha sido una de las más fructíferas y eficaces en términos políticos para ambos liderazgos nacionales y para la izquierda mexicana.

Inició en los años 90. En ese entonces Andrés Manuel López Obrador fungía como Presidente Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), cargo al que había llegado después de una larga lucha social en Tabasco, donde fue candidato a Gobernador. Siendo dirigente de ese partido, le tocó afrontar varias elecciones como la primera contienda para la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, o el ignominioso endeudamiento conocido como FOBAPROA, aprobado por el PRI y el PAN en la Cámara de Diputados.

Ricardo Monreal por su parte, en esa época ya había sido dirigente de la Confederación Nacional Campesina, Regidor, Diputado Federal y Senador de la República por su natal Zacatecas. Aspiraba a la candidatura a Gobernador de su Estado por el partido en el que militaba en aquel 1997: el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Sin embargo, Monreal enfrentaba, ni más ni menos, que el bloqueo presidencial de Ernesto Zedillo Ponce de León, quien por un tema de índole estrictamente personal no estaba de acuerdo en que Ricardo participara en ese proceso electoral y su partido tomó la decisión de cerrarle las puertas, una determinación antidemocrática.

En ese contexto, Andrés Manuel invitó al zacatecano a sumarse a su partido y ser el abanderado para la elección a la Gubernatura. “Es una locura” le contestó Monreal a López Obrador, pues el PRD en ese momento tenía el 5% de intención de votos en las encuestas y el PRI, el partido en el poder a nivel nacional y a nivel estatal, tenía una intención de voto de aproximadamente 70%.

Sin importar lo que decían las encuestas, AMLO le contestó “tú vas a ser el próximo Gobernador”. Ricardo aceptó el reto y también caminó políticamente con Andrés. Desde el poder se trató de impedir este acuerdo cuando le enviaron a AMLO un expediente sobre supuestos vínculos de Monreal con el narcotráfico, mismo que desestimó por no haber encontrado nada sustancial.

El resto es historia. Monreal superó la adversidad y logró la hazaña. Su campaña con la gente y desde el campo logró darle la vuelta a ese escenario adverso y triunfó en las elecciones teniendo todo en contra, para consolidarse como el primer gobernador de izquierda. A ese episodio de la historia se le conoce como el ‘Monrealazo’ y marcó el inicio de la relación política entre Monreal y López Obrador.