En enero de 2015, el presidente Enrique Peña Nieto emitió un conmovedor mensaje al pueblo de México, en el que aseguró, que con la Reforma Energética, los precios de la energía eléctrica se reducirían y se suspenderían ―al menos durante ese año― los aumentos mensuales a las tarifas de las gasolinas, lo que popularmente se conocía como: «gasolinazos». Foto: Proceso

En enero de 2015, el presidente Enrique Peña Nieto emitió un conmovedor mensaje al pueblo de México, en el que aseguró, que con la Reforma Energética, los precios de la energía eléctrica se reducirían y se suspenderían ―al menos durante ese año―  los aumentos mensuales a las tarifas de las gasolinas, lo que popularmente se conocía como: «gasolinazos».
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El final parecía ser de cuento de hadas, hasta que concluyó el 2015 y los aumentos ya no fueron mensuales, sino anuales.

México inició el 2017, con uno de los incrementos a las gasolinas más elevados en décadas, además, el sector productivo también se verá afectado por el aumento a la energía eléctrica, lo que ha generado descontento social, aunque algunos economistas han considerado la medida federal como pertinente.

Por un lado, se encuentra la especulación positiva, que considera que este nuevo aumento a las tarifas de los combustibles, es necesario, ante la imposibilidad gubernamental de generar un subsidio al precio de la gasolina. Además, este aumento, ―según la nívola de los economistas de Forbes― afectará en mayor medida a quienes son capaces de costear una camioneta del año, en comparación con los usuarios del transporte público.

Otro punto positivo que destacan algunos economistas, es que mientras más elevado sea el costo del combustible, menos personas serán capaces de transportarse en automóvil particular, lo que ―en el mundo de Alicia en el país de las maravillas― disminuirá el uso de los hidrocarburos y el aire en la Ciudad de México mejorará a largo plazo. Así es, nos quieren convencer de que este impuesto es maravilloso por «ecológico».

Pero nada más alejado de la realidad, y basta con salir a las calles de México para notar el descontento, al día de hoy, han sido 28 los estados, según La Jornada, los que se han sumado a las protestas, pues los inconformes aseguran que este aumento a la gasolina afectará gravemente los bolsillos de todas las familias mexicanas, que no hacen un berrinche por moverse en auto particular, sino porque otros insumos básicos elevarán su precio.

Pues, aunque un economista diga que este impuesto afectará más a quienes tienen autos costosos, la realidad es que todos los transportes subirán de precio y los cuatro pesos que pagaba la señora en transportarse a su trabajo, quizá se conviertan en 8; al igual que los 12 pesos que pagaba al comprar tortillas, se convertirán en, posiblemente, 15 pesos, y su incremento hormiga, se convertirá en un hoyo negro dentro de los ahorros familiares.

Sin duda, este 2017, hemos comenzado con el pie izquierdo, pues hasta el dólar ha aumentado con la noticia de que Ford no invertirá en la nueva planta, planeada para producir empleos en San Luis Potosí.