La zona arqueológica de Tlatelolco estrenó nueva ventana arqueológica dedicada al Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl.
Después de cuatro años de trabajos de restauración, inauguran Templo de Ehécatl en Tlatelolco

La zona arqueológica de Tlatelolco estrenó nueva ventana arqueológica dedicada al Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl.

Junto al templo fueron encontrados 32 entierros humanos y figurillas de cerámica dedicadas al dios del viento, Ehécatl.

Encabezados por director del Proyecto  Tlatelolco 1987-2018, Salvador Guilliem, integrantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inauguraron una nueva ventana arqueológica en la antigua ciudad Mexica de Tlatelolco, se trata de un templo dedicado al dios del viento Ehécatl-Quetzalcóatl.

El templo, similar a todos los adoratorios dedicados a la deidad del viento, presenta una base circular de 12 metros de diámetro, además junto a él se hallaron 32 entierros humanos, niños en su mayoría, figuras representativas de Ehécatl, principalmente barro y cerámica, rotas a propósito como muestra de ofrenda.

Los restos del templo fueron descubiertos en el año 2014, desde entonces diversos grupos de arqueólogos participaron en excavaciones para lograr su recuperación,  la cual ahora se podrá observar desde la ventana arqueológica de 361 metros cuadrados que corre bajo  la avenida Ricardo Flores Magón.

Al igual que muchos descubrimientos en la Ciudad de México, al intentar construir un estacionamiento en la zona, el dueño del predio identificó lo que podrían ser algunos restos de edificaciones prehispánicas, por lo que acudió con los responsables del Proyecto Tlatelolco para posteriormente consolidar el salvamento del templo perteneciente a una de las deidades más significativas de las culturas precolombinas.

El templo de Ehécatl tiene alrededor de 679 años de antigüedad y debido a su ubicación (tres metros bajo el nivel de la avenida Flores Magón) han sido requeridas tres temporadas de supervisión y salvamento arqueológico, esto por las condiciones propias del suelo y los constantes hundimientos que sufre la capital nacional.

Cabe recordar que algunos investigadores han encontrado una fuerte relación entre Ehécatl-Quetzalcóatl y Tláloc, dioses del viento y la lluvia respectivamente,  por lo que los sacrificios de niños corresponden a esta antigua tradición, pues se creía que el llanto del niño era proporcional a la abundancia de la lluvia que caería en el año. Se creía que Ehécatl barría, con su viento, y preparaba los campos para la posterior lluvia enviada por Tláloc, en un ciclo constante para fertilidad de la tierra.

La ventana arqueológica esta ya abierta al público en una de las zonas de la ciudad que aún esconden una infinidad de restos históricos bajo millones de capitalinos.

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