¡Despedirse… ufff! ¿A quién no le cuesta trabajo? A medida que vamos creciendo, aprendemos a través de nuestras experiencias lo complicado que puede llegar a ser una despedida. Realmente nadie nos prepara para dejar ir aquello en que o en quien ponemos nuestro cariño, expectativas, amor, esperanzas, tiempo, dedicación, dinero, esfuerzo… y si lo quieres más complicado, nuestro valor, autoestima, seguridad, confianza y todos nuestros apegos, y aquí justo es donde se empieza a complicar cada vez más.

¿Quién no ha perdido? ¿Y por tanto quién no le ha llorado a aquello que perdió? El tema de las despedidas y los duelos es un fundamental e imprescindible entre los seres humanos, y debido a lo inevitable del asunto, podemos estar preparados para no sufrir de manera extrema, prevenir un duelo patológico y resultar fortalecidos de nuestras propias pérdidas.

Como ya seguramente has escuchado “el dolor es inevitable, el sufrimiento opcional”, y aunque no lo creas, tanto el dolor como el sufrimiento tienen su sabia razón de ser. Los mexicanos tenemos una especial forma de hablar y tratar con la muerte, y estas fechas son características de las ofrendas que dedicamos a quienes se nos “adelantaron”, tratando de conectar con nuestras emociones de la pérdida de una manera especial.

Hoy también estamos viviendo un duelo con las enormes pérdidas que Otis dejó en nuestro país, y podemos estar hablando de duelos tanto colectivos como individuales (con pérdidas específicas como: seres queridos, la salud, nuestra casa, el trabajo, mascotas, pertenencias o todas las anteriores); no podemos anticiparnos a no perder, pero si a ganar nuestras mejores herramientas emocionales para que el sufrimiento sea lo menos posible, aquí el apoyo social será fundamental en el proceso emocional.

El duelo se manifiesta de muchas formas, no hay una única ni manera correcta de recorrerlo, para eso estamos los tanatólogos, quienes no precisamente nos ocupamos del apoyo en el proceso de muerte, si no a las pérdidas a las que la vida nos desafía en el transcurso de estar vivos.

Claro que contamos con teorías sobre las etapas del duelo que se mencionan en proceso lineal, aunque no precisamente sucede así; se atraviesa por una montaña rusa de emociones durante las etapas de: negación, ira, negociación, depresión, aceptación y una nueva que se ha integrado al proceso que es el darle el sentido a la pérdida. Es importante comprender que cada individuo vive el duelo de manera única, y no hay un marco de tiempo específico para superarlo. Algunas personas pueden comenzar a sentir alivio en semanas, mientras que otras pueden necesitar meses o incluso años.

Uno de los aspectos más importantes del duelo es permitirse sentir. A menudo, la sociedad nos presiona para que superemos rápidamente nuestras pérdidas, pero reprimir las emociones no es saludable. En lugar de eso, es esencial permitirnos experimentar y expresar nuestras emociones de manera adecuada. Hablar con amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede ser de gran ayuda durante este proceso.

El tiempo no “borra” por completo el dolor de la pérdida, en la mayoría de los casos permite atenuar las emociones, pero no se lo dejes al tiempo, es muy valioso atender durante el proceso las emociones que enfrentamos ante la pérdida, no se trata de olvidar, si no de aprender a honrar y fortalecernos de un nuevo sentido a lo vivido. El proceso del duelo es necesario y natural, todos lo experimentamos de manera específica, la expresión de emociones, el apoyo social y la ayuda profesional, son elementos esenciales para sobrellevarlo. A medida que avanzamos en nuestro viaje de las despedidas, podemos encontrar esperanza, curación y nuevos sentidos de vida.

Siempre podemos encontrar opciones para encontrar hacer las paces internas con las pérdidas y si lo hacemos acompañados es mejor. No le temas al dolor de la pérdida, confía en él ya que detrás encontrarás valiosas ganancias. Que Acapulco no esté solo, nos necesita!