Nuestra interacción con la vida es a través de distintos tipos de imágenes. Recibimos imágenes y emitimos imágenes.

La imagen, en su concepción más amplia, es una selección de la realidad. No es la realidad completa. Dentro de esa selección hay dos grandes constitutivos: la forma y el fondo.

La forma es el punto de atención, donde el receptor de la imagen dirige sus sentidos. El fondo, es el contexto, el espacio donde la figura existe.

La interacción entre estos tres elementos fundamentales -selección, forma y fondo- tiene una sintaxis. Esta característica hace que las imágenes sean constructoras de discursos, de significados, de conocimientos y emociones.

Nuestras limitaciones sensoriales y de atención hacen que toda nuestra interacción con la realidad sea una imagen.

No somos un Aleph que concentre toda la realidad en un solo punto, todo el espacio-tiempo al unísono. Estamos condenados a interactuar a través de imágenes.

Construimos imágenes y recibimos imágenes. Seleccionamos qué parte de nosotros mismos damos a conocer cuando cortejamos a otra persona.

Esta imagen que compartimos como nuestra presentación en sociedad fue definida por el sociólogo Ervin Goffman como “fachada”. Es la imagen que proyectamos.

De la misma forma, los actores políticos, analistas, comentaristas y periodistas hacen selecciones de la realidad para ser transmitidas a sus públicos.

A la operación de seleccionar una parte de la realidad y excluir otras se le conoce como “framing”, o en español “encuadre”.

Un fotoperiodista puede optar por hacer un encuadre abierto de una manifestación, donde se vea la poca o mucha concurrencia, o un zoom al orador principal donde se resalten gestos adustos, las arrugas o imperfecciones del orador.

Un periodista que acude a una cobertura selecciona qué hechos o discursos son los más importantes (forma) y descarta otros. Decide qué ángulo tendrá su nota y suele dar algo del contexto donde ocurrieron los hechos (fondo).

El jefe de información donde trabaja ese periodista previamente realiza varias operaciones de selección: definir los temas a los que se les da cobertura entre la infinidad de posibilidades de la realidad y jerarquizar las notas que serán publicadas.

El político y su equipo de campaña realizan la misma operación. Seleccionan partes de la realidad para plantear un conflicto, con protagonistas y antagonistas, Con este relato se presentan ante la sociedad para solicitar la adhesión de los ciudadanos en pos de la conquista del poder. La elección del 2024.

Así se abordarán los temas de campaña. Un candidato opositor al régimen actual señalará que la suma de homicidios dolosos en el actual sexenio supera a cualquier otro, lo cual es cierto y comprobable con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Un candidato afín al obradorismo señalará que la política de “abrazos no balazos” logró frenar el crecimiento acelerado del fenómeno, que hubo un punto de inflexión y ahora la tendencia va hacia el descenso, lo cual también es cierto a partir de los mismos datos oficiales.

¿Quién dice la verdad? Ambos. La cuestión es el “framing” que se emplea para la construcción del discurso político.