FOTO: CUADRATÍN MÉXICO

Cortando con el estilo que los gobiernos mexicanos han tenido, el Poder Legislativo mostró un claro ejemplo de autonomía y votó una Guardia Nacional bajo mando civil aún y cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió se negociara una bajo mandos militares.

La autonomía de poderes se había puesto en duda en votaciones de iniciativas y reformas anteriores puesto que se había avalado todas las solicitudes del jefe del ejecutivo, fácil, sin trabas y con tiempos exactos. Tanto Ricardo Monreal como Mario Delgado, coordinadores de la bancada de Morena en el Senado y en la Cámara de Diputados, respectivamente, habían permitido el pase de cada capricho del presidente.

La acción se resumía a coordinar a las bancadas de los partidos aliados, del PES Y el PT, con quienes se cuenta con mayoría en las cámaras y cuya suma da un número mayor al requerido para tener quorum y emprender el camino hacia la votación indiscriminada de iniciativas.

El Senado y sobre todo la oposición han tenido un papel fundamental en la aprobación que atestiguamos, pero es de reconocerse la autonomía y madurez bajo la cual actuó la bancada morenista, puesto que hicieron a un lado el copartidismo con el presidente y votaron según su propia decisión, tomando en cuenta la opinión no sólo de las minorías legislativas sino de la sociedad y organizaciones civiles.

En años de priismo y panismo habrían sido impensables los parlamentos abiertos y las manifestaciones en contra de los proyectos sin un acto represivo como respuesta del gobierno. A todo ello le debe aprender todo el legislativo, pues en esa instancia, se reprochó la aprobación de una guardia con mando civil. El responsable del reproche fue Mario Delgado, que a pesar de tener como compañera a Tatiana Clouthier (quien siempre estuvo en contra de la guardia) prefirió hacer caso al presidente en vez de dar paso a la razón.

Coincidimos, pues, con las declaraciones de las organizaciones civiles: esta es una victoria para la sociedad civil.

 

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