Es difícil comprender el dolor de una madre que ha perdido a un hijo, particularmente en un país como México, que si algo lo caracteriza es la excesiva burocratización en sus procesos, desde los tiempos que deben pasar para iniciar la búsqueda de un familiar desaparecido, hasta los engorrosos procedimientos para realizar la búsqueda de los cuerpos en los casos en los que lamentablemente pierden la vida.

 

Resulta también curioso que en medio de la crisis de seguridad en la que un partido de izquierda gobierna en prácticamente todo el país, la presencia de un enfoque social, de un enfoque receptivo se encuentra ausente, sobre todo cuando en campaña dicho partido criticó la falta de resultados de sus antecesores, pidió la renuncia de funcionarios y gobernantes, y ofreció una fórmula para terminar con el problema.

 

Pues bien, una vez que ese partido llegó al poder probablemente detectó que el problema llevaría más tiempo resolverlo, no solo eso, el problema de las desapariciones aumentó considerablemente a lo largo del sexenio, durante el sexenio de López Obrador se calculan más de 40 mil desaparecidos llegando a más de 100 mil desaparecidos en el país.

 

Por ser el tema de la inseguridad, pero sobre todo el tema de las desapariciones uno de los más sensibles, la comunicación con los afectados sería un proceso vital para entender el fenómeno de las desapariciones y para buscar soluciones en conjunto, sin embargo,  el presidente López Obrador se ha negado a tener un dialogo abierto con las madres buscadoras señalando que debe de cuidar “la investidura presidencial”, cualquier grito, regaño o reclamo podría dañar severamente la imagen presidencial.

 

Debería de suponerse que por ser un gobierno de izquierda tendría una sensibilidad diferente, un respeto por los derechos de las personas y sobre todo una creencia firme en el dialogo, que lejos de quedarse en la tranquilidad de Palacio generando un monologo o de solo hablarle a una cámara, cree firmemente en escuchar y dialogar con grupos de personas que han perdido a sus seres queridos, y que consideran que las instituciones de seguridad no hicieron lo suficiente para proteger las vidas de sus hijos, o no buscan con el mismo énfasis los cuerpos de sus familiares.

 

Un hecho que incrementó el enojo de los colectivos de madres buscadoras fue el recibimiento de la señora Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, en la conferencia mañanera de López Obrador, el cuestionamiento de las madres buscadoras fue porqué el presidente recibe a una madre que pasó por la misma tragedia que ellas y a las madres buscadoras se niega a recibirlas.

 

Las madres buscadoras le extendieron la mano nuevamente al presidente para iniciar el dialogo después de este suceso, pero el presidente nuevamente se negó a recibirlas señalando que era mera politiquería y que la reunión sería aprovechada por sus adversarios, con un “propósito manipulador” para atacarlo, que su gobierno ha” hecho todo” por apoyar a las madres buscadoras. Una madre buscadora le respondió que ese no era el objetivo e invitó al mandatario a que las acompañara en un día de búsqueda.

 

El presidente llegará al final de su sexenio con pobres resultados en materia de seguridad, con el mayor número de homicidios dolosos (160 mil) y desapariciones registradas en el país (40 mil). Tal vez las madres buscadoras deban de seguir el consejo de la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Nadine Gasman, que recomienda ante la violencia política de género “aguantar vara” y “no victimizarse”, organismo que se ha negado a persuadir al presidente para que reciba a las madres buscadoras.

 

Hoy más que nunca es necesario que el dialogo sea abierto, sea público, y franco, que incorpore las voces de los directamente afectados, de las autoridades, de la sociedad civil, de los medios de comunicación y que dejemos de ser testigos pasivos de la tragedia que inunda a México, las autoridades deben de tener una visión más amplia del problema, deben reconocer que fueron rebasadas, pero deben de reconocer que son capaces de hacer frente al problema si son capaces de escuchar y acompañar a los colectivos, las soluciones verticales o emanadas de un individuo están fuera de toda lógica.

 

El tiempo para la administración federal  se ha agotado y las corcholatas del oficialismo se encuentran en plena precampaña,  incapaces de reconocer la crisis de desapariciones porque a juicio del presidente se ha hecho todo, para los aspirantes morenistas los logros del régimen dejarán un país en paz y seguro, la soberbia y el ego de un gobernante y el sometimiento del resto de las instituciones han impedido que se le dé un seguimiento integral al tema, que esto sirva de recordatorio al electorado y se lo recuerde a los candidatos del oficialismo y de la oposición cuando se acerquen a pedir su voto.

 

 

 

 

Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana. @ivarrcor