A lo largo de la historia la vestimenta ha fungido como una de las principales formas de expresión que atiende a las necesidades naturales del hombre, influenciadas por las circunstancias del entorno social, político y económico. La moda nos muestra un reflejo claro de la división de épocas y de los cambios ideológicos que se han suscitado dentro de cada una de ellas. Hoy en día, la industria de la moda se caracteriza por una cultura de consumismo desproporcionado y un afán de inmediatez que ha desembocado en una problemática que nos entraña a todos: el daño al medio ambiente. En respuesta a este fenómeno, las tendencias estéticas se han inclinado a un patrón de reciclaje que ha marcado un estilo particular de la generación contemporánea. Sin embargo, ¿el retorno de la moda vintage es una simple nostalgia de las épocas pasadas ó una oportunidad para hacer frente a los alarmantes efectos ecológicos de la moda rápida?
Cuando se habla de prendas vintage se refiere a artículos de ropa que fueron elaboradas en años anteriores y que han cobrado valor con el paso del tiempo, manteniendo los elementos característicos de la historia y el contexto de la época, como lo son los textiles, los materiales, la paleta de colores, los detalles, entre otros elementos. La tendencia vintage va acompañada de un sentimiento de nostalgia en donde las nuevas generaciones buscan vincularse con el pasado a través de la moda. Asimismo, se descubre una apreciación por lo antiguo y duradero que representan un signo de distintividad ante los estándares de consumo en el presente. Por lo que, el auge del uso de las prendas vintage se origina principalmente por un deseo de adquirir un estilo atemporal y distintivo mientras se conecta con el sentimiento de un contexto histórico. Diferentes casas de moda como lo son Gucci, Balenciaga y Chanel han aprovechado con éxito esta tendencia imperante y han sacado colecciones inspiradas en sus propios diseños icónicos de décadas pasadas, causando un efecto conmocionante en el público consumidor.
El resurgimiento de la moda vintage es, sin duda, una tendencia que está marcada por varias celebridades como lo es Bella Hadid y Bad Gyal con un estilo Y2K combinado con prendas minimalistas de la modernidad. De la misma manera, por influencers como Emma Chamberlain que abraza una estética retro y ha jugado un papel crucial a través de redes sociales para inspirar a su público a redescubrir la moda del pasado y apreciar la durabilidad de cada pieza. Es de esta manera que, los jóvenes ven cada vez con más naturalidad recurrir a tiendas de segunda mano para adquirir nuevas prendas que les otorguen ese elemento de distintividad. Al ser una realidad que las generaciones contemporáneas han desarrollado un gusto por las prendas con aspecto antiguo, dicha tendencia también representa una oportunidad significativa para ayudar al medio ambiente.
La industria de la moda es uno de los más contaminantes a nivel global, misma que se estima que es responsable del 10% de las emisiones globales de carbono y una gran cantidad de desechos textiles. Asimismo, el sistema imperante de Fast Fashion que promueve la creación y el consumo de prendas de baja calidad a un ritmo acelerado que crea producciones masivas y un descarte prematuro, amenaza con el agotamiento de recursos naturales. En ese contexto, el resurgimiento de la moda vintage es una alternativa más sostenible que promueve la compra de ropa de segunda mano lo que reduce la demanda de nuevos productos y la generación de desechos. Gracias al crecimiento del mercado de segunda mano, en el año 2022 se ahorró 79.5 millones de litros cúbicos de agua y evitó hasta un 80% de las emisiones de CO2 generadas por la producción de nuevas prendas. De esta manera, esta tendencia cumple una doble función en donde se reviven estilos pasados y se reduce el impacto ecológico de la industria.
Si bien la moda vintage es utilizada por los usuarios por diferentes razones, ya sea por gusto propio, para conectarse con diferentes contextos históricos o simplemente para seguir una misma tendencia que sus artistas o influencers favoritos, lo cierto es que tiene un impacto positivo ambiental. Aunque no es una solución total a los problemas que genera dicha industria, sí ofrece una manera de consumir de una manera más consciente y reflexiva. Cabe mencionar, que es importante tomar conciencia de la esencia principal de dicha tendencia para no dejar que las empresas promoventes del Fast Fashion disfracen sus nuevas colecciones de elementos retro que adquieran los usuarios solo por la estética y se siga el círculo vicioso olvidando la oportunidad benéfica que hoy se nos presenta. Con el objetivo de que esta tendencia no sea solo una moda pasajera, sino un reflejo de una cultura de conciencia creciente sobre el impacto ambiental de nuestras decisiones de compra.
El resurgimiento de la moda vintage combina nostalgia histórica y estilo atemporal con una creciente conciencia ambiental, ofreciendo una alternativa más sostenible frente al impacto ecológico de la moda rápida.
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