En este artículo hablaremos del último punto del Decálogo del Buen Trato: “DIGO POR FAVOR Y GRACIAS”. Estas dos acciones, como diría el personaje de televisión infantil Barney, “por favor y gracias”, son dos palabras que no debes olvidar, pues hacen la vida agradable, son dos palabras que te dan poder. Si bien en la vida son dos palabras muy importantes, en la atención médica son más que indispensables. Por lo que la entrada para una comunicación asertiva empieza con ser afable. En México tenemos arraigada la frase que en la forma de pedir está el dar.

El simple acto de utilizar cortesías como “por favor” y “gracias” puede parecer trivial, pero su impacto en el ambiente y en la calidad de la atención médica es significativo. Estas palabras, llenas de cortesía y respeto, van más allá de una etiqueta social; son la llave que abre las puertas a una relación más cercana y empática entre el personal de salud, los pacientes y sus familias.

Cuando el equipo médico se acerca a los pacientes y sus seres queridos con estas expresiones de cortesía, se establece un tono de respeto mutuo y empatía. Asimismo, los profesionales de la salud se sienten valorados y motivados para brindar una atención aún más efectiva y compasiva.

Además, el uso de estas palabras refuerza la humanización de la medicina. Recordemos que detrás de cada caso médico hay una persona con emociones, miedos y esperanzas. Mostrar gratitud y solicitar con amabilidad es un recordatorio constante de que la relación médico-paciente no se limita a un diagnóstico y un tratamiento, sino que también implica un respeto profundo por la dignidad y el bienestar emocional de cada individuo.

Estas palabras fomentan una dinámica de respeto y colaboración que no solo mejora la experiencia de atención médica, sino que también puede influir positivamente en los resultados de salud. Se ha observado que pacientes que se sienten bien tratados, escuchados y respetados tienden a mostrar una mayor adherencia a los tratamientos y una recuperación más pronta.

Así que, al implementar estas pequeñas pero significativas expresiones de cortesía en la atención médica, no solo estamos fortaleciendo el trato humano, sino también contribuyendo a la construcción de un ambiente más favorable para la salud y el bienestar de todos los involucrados.

La cortesía y el respeto mutuo, expresados a través de estas simples palabras, abren la puerta hacia una atención médica más humana, empática y efectiva. Porque en la salud, como en cualquier interacción humana, el poder de las palabras corteses puede hacer una diferencia significativa.

Por último, en salud como en todo, como bien dijo Ramón de Campoamor, “nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con el que se mira”.