LA CEGUERA DE LAS INSTITUCIONES Y LA CLASE POLÍTICA ANTE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

En el año de 1993 se dio el inicio de lo que se conoció tanto a nivel nacional como internacional como «las muertas de Ciudad Juárez». Una crisis de estado como las muchas que se ha tenido a lo largo de la historia, en la que el asesinato de mujeres no era visualizado como ahora, en dónde la incompetencia de los diversos órdenes de gobierno era evidenciada sin disimulo.

En aquel lejano 1993, el gobierno federal decidió voltear a ver a Ciudad Juárez luego de las muchas denuncias en contra de la desaparición y asesinato de mujeres, en ambos casos se mantiene implícito el tema de violencia sexual. Así, podría decirse que los documentos que hablan de la violencia contra la mujer se empezaron a compilar y almacenar en ese año casi casi porque fue cuando las autoridades decidieron poner cartas en el asunto (no hicieron nada).

La comunidad internacional se consternaba al conocer las historias de las mujeres que, al ser de escasos recursos, tenían que salir muy temprano a su trabajo o salir muy tarde de él, por lo que los trayectos que debían recorrer se les volvían una trampa.

Cuenta la leyenda de que en el Estado de México, los feminicidios eran más en números reales que los que eran contabilizados en Ciudad Juárez, sin embargo, mediáticamente, esta última fue visibilizada de manera más minuciosa al grado de que se escribieron libros de crónicas al respecto, se hicieron películas, canciones e inclusive, se permitió recaer en el problema (si es que en algún momento se solucionó), siendo esto en el periodo de gobierno de Vicente Fox, quien señaló que si le salían con el cuento de las «Muertas de Juárez», eso solo era un «refrito».

Actualmente, en el Estado de México hay aproximadamente 16 millones 187 mil 608 habitantes, de los cuales, 8 millones 353 mil 540 son mujeres, es por ello que sorprende que, siendo una entidad en donde hay más mujeres que hombres, no se antepongan sus derechos, pero ojo, estamos hablando de sus derechos reales, no de pequeñas recompensas por ser amas de casa, o simplemente por el hecho de ser mujeres.

En la entidad, hay 11 municipios en los que se ha implementado la alerta de género, esto desde el 2015, siendo Chalco, Chimalhuacán, Cuautitlán Izcalli, Ecatepec de Morelos, Ixtapaluca, Naucalpan de Juárez, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla de Baz, Toluca, Tultitlán y Valle de Chalco Solidaridad, ayuntamientos en donde supuestamente cuentan con el mecanismo de protección dentro de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para garantizar la vida, libertad, integridad y seguridad de las mujeres y niñas.

De acuerdo a lo estipulado con la secretaría de Gobernación, la activación de dicha alerta debe tener como respuestas, parte de las recomendaciones emitidas por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) y con base en acciones contundentes, siendo estas la implementación de seguridad especial y la promulgación y ejecución de políticas públicas, la situación de violencia contra la mujer cese.

Entre el 2005 y hasta 2014, hubo 933 feminicidios en la entidad; 4,281 reportes de desaparición de mujeres de las cuales 95 fueron encontradas asesinadas y 1,554 siguen desaparecidas, mientras que se interpusieron 26,079 denuncias por violación.

El problema de los feminicidios muestra apatía casi por todas sus partes, siendo obviamente el de las mujeres, a quienes más les preocupa. La clase política, cree que es una situación en la que su labor se reduce meramente a legislar, sin embargo, no se dan cuenta que sus mismos discursos y actos, no corresponden a una posible solución a este grave problema.

Párrafos arriba señalé la expresión emitida por el entonces presidente Vicente Fox. Diódoro Carrasco, secretario de gobierno de Puebla, señaló hace unos días que si hay feminicidios es porque se trata de un problema en el que «los esposos matan a las esposas» y remató señalando que en esos casos él «nada puede hacer». El hecho de que el (virtual) nuevo gobernador del Estado de México busque implementar un Salario Rosa e imponer como medida de seguridad cámaras de vigilancia, no permitirán que la violencia en contra de las mujeres desaparezca.

Inclusive en la clase política existe un término para referirse a las mujeres que están en un cargo legislativo para fungir como títeres, a las cuales peyorativamente se les ha llamado Juanitas. Pareciera que los políticos siguen interesados por señalar a mal a las mujeres casi casi por salir de su casa. Además, hay quienes se jactan de decir que no les gusta el feminismo y que inclusive no lo entienden, creen que se trata de una situación opuesta al machismo.

Ellos son los primeros que deberían entender que si la sociedad, analfabeta por elección o por necesidad, no entiende ni ejecuta cuanta campaña implementan con el fin de curar a la población del mal tan grave llamada violencia, son ellos quién deben poner el ejemplo legislando para que acabe la impunidad y desterrando a quien tenga secuestradas a las instituciones que deberían estar a cargo de que las políticas públicas a favor de la mujer se implementen de manera óptima.

Por César J.G.

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