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Las encuestas de salida de las elecciones presidenciales de 2000 a 2018 revelan un comportamiento pendular de un grupo social en México: la clase media.

En los años 2000 y 2006, el PAN consiguió el apoyo de la clase media en sus victorias electorales. En el 2000 Fox se llevó el 60% del voto de la clase media, frente al 26% del PRI y el 11% del PRD. En el 2006, el PAN obtuvo el 48% de la clase media frente al 32% del PRD y el 15% del PRI.

Para el 2012 el voto de este grupo siguió siendo mayoritario para el PAN, pero en menor proporción que en las elecciones anteriores, prácticamente dividido en tercios: el PAN obtuvo el 38% (10 puntos menos que en la elección anterior), el PRI consiguió el 32% y PRD el 29%.

En el tsunami de Morena del 2018, la clase media se volcó por el lopezobradorismo. Encuestas de salida como las de Parametría mostraron que a mayor ingreso y escolaridad mayor fue la proporción de votos a favor del tabasqueño.

Eso destierra lugares comunes de la propaganda como “AMLO engañó a millones de ignorantes”. El triunfo de “cabecita de algodón” contó con el apoyo de sectores de mayor escolaridad y nivel socioeconómico.

Las subsecuentes encuestas de aprobación presidencial han mostrado que la clase media sigue dándole el beneficio de la duda a López Obrador.

Sin embargo, el PAN ¿qué está haciendo para recuperar ese sector de la población que durante décadas sintió como propio?, ¿Cómo ha explicado la progresiva pérdida de votos con mayores ingresos y escolaridad, de Fox al 2018?, ¿Qué oferta política está generando para reconquistar a su nicho electoral?

Que el presidente tenga expresiones mal recibida desde algunos grupos de clase media no es garantía de que los votantes se vuelquen de vuelta hacia el PAN.

En la antesala de la próxima sucesión presidencial parece que Acción Nacional no está haciendo siquiera las preguntas correctas y tiende a continuar la inercia de golpear a un presidente que, a pesar del ruido mediático, mantiene altas cuotas de aceptación.

El PAN en su construcción narrativa debe incluir aspectos de sus dos sexenios, al mismo tiempo de criticar los aspectos negativos, reconocer las áreas de oportunidad. También habría de revisar la doctrina, mística e ideas fuerza de sus padres fundadores, pues tal vez corresponden a un mundo que ya no existe.

¿Cuál es el modelo de país, la narrativa y el escenario que promete el PAN, distinto a lo que ya hizo y por qué es mejor que la aventura actual?
Son preguntas.