El Gobierno mexicano mantiene su posicionamiento de “parálisis crónica” tras la despenalización del cannabis en 2021. Esto produce un rezago en la industria y México pierde impulso, pese a ello, emprendedores no se detienen y avanzan como pueden. La expo Weed Trade Show (WTS) y Expoweed son dos encuentros en la Ciudad de México entre el público y expositores, relacionados con temas de salud, regulaciones, tecnología e investigación, entre otros.

La cuarta edición de la WTS entre el 3 y 5 de noviembre de 2023 en el emblemático World Trade Center de la CDMX, promueve la educación y fomenta el debate sobre los pasos a seguir en México. Todo en medio de una marcada voluntad política de ignorar a la industria y de cara a una transición de cambio de gobierno. Tanto la WTS como Expoweed, cierran el ciclo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como un sexenio perdido.

Después de todo, es altamente probable que el avance en materia de regulación de cannabis en México en el gobierno de AMLO vaya a la par de la promesa de un sistema de salud como el de Dinamarca. El despegue de la industria, por cierto, va mejor que el polémico aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA). En materia de recaudación, el Gobierno mexicano es quien prefirió darse un balazo en el pie y con ello se perdió cobrar impuestos, todo, por falta de voluntad.

Pese a todo pronóstico y con la contra de una Cofepris obediente y disciplinada en denegar licencias a personas que por derecho al desarrollo de su personalidad la solicitan, el asunto avanza como puede. Lo deplorable de todo es que existiendo un tema de salud pública de por medio y siendo una bandera la salud para López Obrador, ni siquiera por ese lado su administración avanza en ordenar las cosas. Me refiero a regular, por ejemplo los cultivos, dar trazabilidad y promover productos de calidad que vayan al mercado.

Sin un estándar de calidad, es sabido por la experiencia en otros países que ya avanzaron, el riesgo de excesos químicos en fertilizantes, plaguicidas y otros más, afectan la salud. El problema es que, en política, prohibir el maíz transgénico da más visibilidad, es mejor show que ordenar jurídicamente una nueva industria y hacer las cosas bien desde el inicio.

Por cierto, ni la vacuna Patria prometida para 2021, ni el sistema de salud de Dinamarca. En este contexto, tiene sentido la parálisis crónica en materia de regulación del cannabis. Para ser justos, el Poder Legislativo también hizo lo propio, un nado sincronizado paralítico para frenar el avance. Así, México pierde impulso en la industria cannábica, se aleja de sus socios del T-MEC que ya la regulan desde hace años y, con la inacción del Gobierno, da vía libre al libertinaje de negocios de origen desconocido.