El pasado Octubre se volvió el mes más violento que se ha registrado en las últimas dos décadas, pues se reportaron dos mil 371 casos de homicidio doloso, los cuales dejaron un saldo de dos mil 764 víctimas.
Las cifras anteriores han calificado a Octubre 2017, como el mes más violento en la administración del presidente Enrique Peña Nieto. El mandatario que prometió al inicio de su sexenio que buscaría poner fin a varios años de brutal violencia ligada con el narcotráfico y fortalecería, al mismo tiempo, la economía del país para convertirlo en una potencia.
Pero… ¿Qué hemos visto al respecto? Solo más de dos mil decesos y diversas caídas del peso en los últimos meses, además de la nueva amenaza de un posible gasolinazo para principios de 2018.
Lamentablemente México está atravesando la peor crisis de violencia, inseguridad y delincuencia de su historia, pues no solo el 2017 ha presenciado este tipo de sucesos, ya que, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad de Percepción y Victimización sobre Seguridad Pública, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2016 se cometieron 31 millones de delitos, dentro de los cuales más del 90 por ciento no fue denunciado; además, en 2015 y 2016, la cifra de víctimas del delito creció en 900 mil.
Más allá de la impunidad que nos gobierna últimamente, es terrible de que más del 90 por ciento de los delitos no sean denunciados, a causa de que las autoridades que se encargan de nuestra seguridad han perdido credibilidad para la sociedad, pues una de sus principales características es la corrupción que emerge en ella.
¡Ah!, pero nuestro presidente se enoja porque el mexicano, siempre, le echa la culpa a la corrupción por la situación del país. ¡Qué descaro!
Y ¿qué hacen los funcionarios públicos y líderes de los partidos?
Básicamente nada, pues éstos, al darse cuenta de que sus carreras están en riesgo, se vuelven reacios a arriesgarse a intentar un cambio. Un claro ejemplo es su retiro de las zonas rurales y de pobreza de los estados, lo que conlleva que los grupos criminales y las pandillas llenen el «hueco» que ellos deberían ocupar.
La ola de violencia se desató desde el sexenio del panista Felipe Calderón, cuando comenzó su eterna pelea contra el narcotráfico y con ello los homicidios dolosos hicieron acto de presencia con mayor fuerza en México, no obstante, Peña Nieto le dijo «quítate que ahí te voy…».
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