Sin novedad (otra vez) se fue el último debate presidencial. Foto: Especial
Sin novedad (otra vez) se fue el último debate presidencial. Foto: Especial

El Peje volvió a escurrirse de las manos de Meade y Anaya.

Evasión de preguntas, ataques directos y amenazas, titubeos y memes, muchos memes, fue el saldo del tercer debate presidencial.  

Con un tercer encerrón que dejó mucho de lo que ya hemos visto, los debates por la presidencia llegaron a su fin en el gran Museo del Mundo Maya, Yucatán, los cuatro interesados en hacerse de la silla presidencial se mantuvieron en posiciones nada distintas a lo visto en los encuentros celebrados en la capital y en Tijuana.

La noche de este martes, quienes observaron el debate volvieron a toparse con un Andrés Manuel evasor de preguntas incómodas; un Ricardo Anaya con la espada en la mano desde el principio del debate; un Pepe Meade que nomás no supo contra quién apuntar todos sus embates y un Bronco en el papel de un Bronco.

Y aunque la estrategia de abollar al puntero se mantuvo, el resultado no cambió, pues pese a los constantes cañonazos de Anaya Cortés, las puntadas y chispazos de Rodríguez Calderón, además de los alfilerazos que soltó Meade Kuribreña, los esfuerzos no alcanzaron para que el tabasqueño perdiera los estribos.

Hablando de López Obrador, precisamente, éste se mantuvo en el speech de las frases de campaña y de señalar a la corrupción como el mayor mal que azota al país; no obstante, si bien hay segmentos de la población mexicana que gustan de los juegos de cintura del morenista, como en el box, con los que se zafó de estos ataques; no debe olvidar que también hay un segmento que pretende castigarlo.

Y justamente los embates del itamista y del queretano pueden significar el guiño de ojo para que la intención de voto sobre AMLO se reduzca y así robarle algunos puntos porcentuales, que realmente no serían muchos.

Sobre Meade Kuribreña, a pesar de que algunos medios llegaron a suponer que éste atacaría al panista, cual desembarco en Normandía, para afianzarse, a 17 días de la elección, del segundo lugar en las encuestas (aunque insista en no creer en ellas), pues para intentar descarrilar al morenista de la cúspide, tiene que desplazar a Anaya primero, pero esto no pasó: ocupó las casi dos horas de debate para atacar más a López Obrador y en menor medida al blanquiazul, es decir, abarcó mucho y realmente no hirió de muerte a alguno de los dos.

En el caso de Anaya Cortés, al igual que en el primer round, llegó armado hasta las amígdalas, especialmente al enterarse que minutos antes del tercer choque entre candidatos, subieron un nuevo video en su contra; por lo que las clásicas cartulinas, documentos para atacar a sus rivales, y claro está, otros más que lo absuelven de culpas, el joven panista intentó acorralar de nuevo a un escurridizo Peje, quien nuevamente, con la misma dosis del primer y segundo debate, se le volvió a escapar.

Y del Bronco, bueno, pues él se dedicó a ser el Bronco: polemizar, desatar memes en la red y, por supuesto, también soltarle algunos sombrerazos al de Macuspana.

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