El trabajo infantil es una realidad que afecta a millones de niños en todo el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se estima que hay alrededor de 152 millones de niños que trabajan, de los cuales 72 millones realizan trabajos peligrosos.

Esta situación no sólo viola sus derechos fundamentales, sino que también tiene consecuencias negativas para su desarrollo físico, emocional y educativo. El trabajo infantil priva a los niños de su infancia y les impide tener acceso a una educación y alimentación adecuada, lo que a su vez limita sus oportunidades en el futuro, y hace una brecha de desigualdad interminable.

A pesar de los esfuerzos realizados por algunos gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil para erradicar el trabajo infantil, aún queda mucho por hacer. Es importante que se siga trabajando en la implementación de políticas y programas que protejan a los niños de esta práctica y que les brinden alternativas para su desarrollo; así como concientizar a las familias en su responsabilidad de dar protección, seguridad y amor, los niños deberían de vivir en un ambiente familiar seguro y dotarlos de todas las herramientas para ser adultos felices y competitivos, esto NO pasa en nuestro país, la mayoría de las niñas, niños y adolescentes que trabajan en México comenzaron entre los seis y ocho años, una etapa en la que habría que concentrarse en su desarrollo físico, educativo, y emocional. Sin embargo, las condiciones de inseguridad, violencia, pobreza y desigualdad siguen alejando óptimas oportunidades, pues, por ejemplo, 7 de cada 10 de quienes realizan trabajo doméstico asisten a la escuela. Además, el 95 % de las y los adolescentes que trabajan, lo hacen en el sector informal, de modo que no están protegidos ante cualquier riesgo que representen las actividades que realizan. Esto evidenciá que como sociedad mexicana no protegemos a quienes son el futuro de nuestro país, pues ya hemos normalizado el ver niños en calle con sus padres vendiendo chicles, vemos en las zonas rurales que trabajan en las cosechas o siembras, en las ciudades observamos que los niños consumen drogas a temprana edad y ya es normal, estamos siendo una sociedad que normaliza estos abusos, que justifican estos trabajos y que pareciera que el tener niños en la familia son instrumentos de apoyo.

La realidad de la infancia en México cada vez es más preocupante, los niños y niñas son el futuro de toda sociedad, son seres buenos e inocentes que merecen todas las oportunidades y amor, invito a hacer conciencia y a desde donde estés, contribuyas a cambiar su entorno social.