El voto indeciso a 74 días de las elecciones
El voto indeciso a 74 días de las elecciones

Después del primer debate presidencial, sabremos si los independientes llegaron a robar votos o captar al sector indeciso.

Las más recientes encuestas muestran a un AMLO que crece; un Anaya estancado; a un Meade que no levanta; y un par de bultos a manera de independientes.

No es este el debate que hoy estelariza la cartelera televisiva, sí lo es el de la pelea por la capital, el cual se divide entre dos mujeres de apellidos Sheinbaum y Barrales. La primera es mesurada y sabe controlar sus emociones, la segunda grita mucho y argumenta poco. Mientras tanto, los demás pueden ver desde lejos cómo las preferencias de las punteras en la intensión de voto, suben más y más.

Cabe preguntarnos si el resultado de la capital condiciona de alguna manera el triunfo a nivel nacional o viceversa,  la respuesta que yo daría es que en estas elecciones, los números entre los aspirantes a la presidencia y aquellos que buscan la jefatura de la Ciudad de México son equivalentes. De esta forma, es el arrastre de los presidenciables lo que da apertura al crecimiento, caída o estancamiento de las y los postulados al gobierno capitalino.

Salvo algunas variantes, veremos en los días posteriores al debate presidencial y capitalino, una suerte de espejo que habrá de repetirse hasta el 1 de julio. Hemos visto ya, como en el centro del país, en donde se concentra un gran porcentaje de la población del país, se definen temas de coyuntura y relevancia nacional.

Antes del debate presidencial

Mucho se ha dicho en torno a la virtual llegada de Jaime Rodríguez Calderón «el Bronco» a la boleta electoral, mucho se especula al respecto, no obstante es incierto lo que pueda ocurrir el próximo 22 de abril cuando la candidata y los candidatos a la presidencia se encaren. La relevancia de este hecho es que a partir de aquí podría definirse el lugar que cada aspirante ocupará de cara a los comicios del 1 de julio.

Hace seis años, las casas encuestadoras establecieron la capitanía de Enrique Peña Nieto desde noviembre de 2011, mientras que las encuestadoras independientes ponían por encima a Andrés Manuel López Obrador; la victoria sería del ahora presidente, quien ganó por un margen de ocho puntos porcentuales.  En esta ocasión, las cosas son distintas, Obrador se encuentra en la cima de las encuestas por 11 puntos porcentuales respecto a Anaya en gran parte de las encuestas.

Este camino podría verse derruido luego del debate presidencial, en donde se espera, como en gran parte de sus spots, una guerra de declaraciones en la que  todos tienen como rival en común al aspirante de Juntos haremos historia.

Desde mi perspectiva la situación fluirá como sigue: Meade o Anaya dejarán en claro que hay dos visiones de país, la que ellos proponen y la de AMLO; éste responderá hablando de corrupción. Un independiente, el que sea, dará el típico discurso de hartazgo respecto a los partidos. Meade o Anaya serán tajantes al criticar al tabasqueño, sin embargo, el líder del Frente comenzará a «proponer» y atacar de manera más contundente y directa; Zavala se enfrascará entonces en la descalificación contra AMLO y Anaya. El Bronco, con frases rimbombantes será designado «el payaso» de la contienda.

Luego de proponer una serie de cuestiones que ya se evalúan en el Senado, tal y como lo expuso el día de ayer Animal Político, seguirán con algunas acusaciones. Margarita contra Anaya, Meade y el Bronco contra AMLO, este contra la Mafia del poder y Anaya contra el que se deje.

Entonces, cada uno saldrá hacia su casa de campaña y dirá que el debate fue suyo. Al lunes siguiente serán primera plana de todos los diarios, incluyendo este. Pero el daño ya estará hecho. El objeto de deseo, el primer lugar que ostenta el tabasqueño.

Hace unos días, Denise Dresser argumentó que los dichos de Andrés Manuel en torno a la severidad del Tribunal respecto al otorgamiento de la candidatura al Bronco, eran parte de una estrategia. De alguna manera exhibe que, ante el odio o fanatismo que inspira López Obrador, se tiene perfectamente definido quien sí y quien no votará por él, por lo que el Bronco no llega a arrebatarle votos, sino que busca ni más ni menos que el voto indeciso, aquel que se debate entre los problemas que Ricardo Anaya tiene con la PGR; el «Peñanietismo» y la forzada campaña de José Antonio Meade; y el «pasado» que de 2006 a 2012 le dio el nombramiento de Primera dama a Margarita Zavala.

Si bien los debates son vistos por un sector muy reducido de la población, no es su repercusión instantánea lo que debe asustar a los contendientes, sino las consecuencias a mediano plazo de sus dichos.  De ahí que recordemos más las miradas indiscretas de Gabriel Quadri, candidato en 2012 por Nueva Alianza, a la edecán del entonces IFE.

No nos sorprendan las cartulinas con portadas de diarios chayoteros (Milenio, Excelsior, Universal, La Razón, Sol de México y otros más) para «evidenciar» o glorificar a tal o cual candidato, tampoco nos sorprendan documentos con palabras poco visibles, todo es parte de una falsa argumentación en la que los medios, en gran medida, caen a propósito.

En fin, solo en esta instancia nos daremos cuenta si los asesores de campaña han hecho bien su trabajo. Si Pejeleaks realmente destapa una verdad por nadie conocida, si la PGR descubre algo más al mal llamado «niño maravilla», si Meade logra evolucionar de tecnócrata a candidato, si el ingeniero deja el traje de populachero en casa, si la sombra conyugal permite que la tímida aspirante salga avante; si la gallardía de aquellos asesores aguerridos que se han presentado en mesas de opinión con uno de los comunicadores más exclusivos de la televisión mexicana, realmente se encuentran detrás de los discursos que los candidatos presentarán en el día fatal.

Por: César J.G.

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