Hablar del Poder Judicial y en específico de los ministros de la Corte es uno de los temas más polémicos en estos días, la costumbre de que un ministro al concluir su periodo se retire de la vida pública ha quedado en el olvido, Olga Sánchez Cordero, una vez que concluyó su periodo se unió al proyecto de López Obrador, primero como senadora y luego como secretaria de Gobernación, y Arturo Zaldívar en días recientes presentó su renuncia al presidente de la República y horas después anunciaba que se unía al equipo de la candidata del oficialismo; Claudia Sheinbaum.

A Zaldívar le faltaban 13 meses para concluir su cargo de 15 años, un cargo que cuando lo asumió, juró que respetaría y haría valer la Constitución mexicana, sin embargo, Zaldívar presentó su renuncia, utilizando un argumento sumamente ambiguo como la “causa grave”, sin especificar en qué consistía ésta, el presidente aceptó de forma inmediata la renuncia y la envío al Senado, el cual también la aprobó, el oficialismo utilizó su mayoría para aprobar la renuncia.

Las implicaciones de la renuncia del ministro Zaldívar son amplias, pero la más importante de todas es que le otorga al presidente el poder para determinar quién será el sustituto del ministro, que durará en el cargo 15 años.

Si bien se necesita una mayoría calificada de dos tercios para que el Senado elija el cargo vacante de la terna que envíe el presidente, ante la posibilidad de que el Senado rechace dos veces la terna enviada por el presidente, se abre la posibilidad de que el presidente elija a la persona que el considere la más “apta” para cubrir el puesto dejado por Zaldívar, no necesariamente la más preparada, pero si una persona que el presidente considere “cercana”

El momento es el preciso para el gobierno de la 4T, porque en este momento en el Senado no tienen la mayoría calificada de dos tercios, pero sí el control del poder presidencial, en ese sentido, pueden apostar a romper cualquier tipo de acuerdo sino se selecciona a alguien de un perfil cercano al actual régimen.

Por otra parte, para el régimen es importante adelantar procesos, para el próximo año en medio de la coyuntura electoral y ante la incertidumbre de los resultados de la elección presidencial, se pondría en riesgo la elección de un ministro afín al movimiento del presidente López Obrador. Ya lo mencionó en su conferencia mañanera, que seleccionará con detalle a los perfiles que integrarán la terna porque algunos de los que nominó le salieron “conservas”.

Durante mucho tiempo la sospecha de que los ministros nombrados por el presidente eran ministros sumisos al poder presidencial estuvo presente, con Zaldívar se despejó cualquier tipo de sospecha, durante su paso por la Corte, pero específicamente con la llegada de López Obrador, las cosas cambiaron , el presidente de la Corte se reunía constantemente con el presidente, se le veía salir de Palacio Nacional sin informar de manera oficial qué asuntos trató con el Ejecutivo, actuando como un subordinado del Ejecutivo,  el presidente trató de prorrogar la presidencia de Zaldívar por dos años más, sin éxito, pero en todo momento Zaldívar se mostró incondicional al presidente.

Sim embargo por la forma en la que Arturo Zaldívar decidió dejar el cargo como ministro de la Suprema Corte de Justicia, llama la atención por lo precipitado y por el mensaje que envía a las instituciones que resguardan la división de poderes en este país.

La renuncia llega en un momento en que el Poder Judicial se encuentra bajo el acecho del poder presidencial, los recortes al presupuesto del Poder Judicial, los cuestionamientos al trabajo de los ministros, hacen muy compleja la vida republicana en México.

El ejemplo de Zaldívar lo que ilustra es que no es momento para ministros independientes, que quieran hacer cumplir la ley, es el momento del gobierno de los hombres, en específico, de la voluntad de un solo hombre, que entiende la justicia como aquello que le conviene a él y a su tribu, no al país.

 

Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana A. C. @ivarrcor