En las tres colaboraciones previas referentes al buen trato, hemos transitado por el principio universal “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti“. Siempre hemos utilizado la empatía como una carretera de doble vía. Hemos observado lo importante que es proporcionar información clara, suficiente y oportuna, y también hemos reflexionado sobre el impacto que tiene saludar durante las atenciones en el proceso de salud-enfermedad.

Hoy nos enfocaremos en otra máxima del trato humano. Me refiero al tercer punto del Decálogo del Trato por un buen Trato: “yo saludo“.

Sonreír en las atenciones médicas desempeña un papel crucial en la creación de un ambiente positivo. Esta simple acción puede ayudar a generar confianza entre médico y paciente, establecer una comunicación más efectiva, aliviar el miedo o ansiedad que a menudo acompañan a las visitas médicas.

Cuando los profesionales de la salud sonríen, están transmitiendo amabilidad y empatía hacia sus pacientes. Esto hace que los pacientes se sientan más cómodos, lo que es beneficioso para su bienestar y recuperación. Además, una sonrisa puede romper barreras emocionales y hacer que los pacientes se sientan más dispuestos a compartir sus preocupaciones y síntomas.

Para muchos, visitar al médico puede ser una experiencia estresante. Sin embargo, la presencia de una sonrisa genuina puede ayudar a disipar esos temores, especialmente en el caso de niños o aquellos que tienen miedo a las consultas médicas.

No solo los pacientes se benefician de las sonrisas en el entorno médico, sino que los propios profesionales de la salud también experimentan mejoras en su bienestar emocional. Sonreír puede mejorar su propio estado de ánimo y reducir el agotamiento, lo que les permite brindar un mejor cuidado a sus pacientes.

Una sonrisa en los pacientes y sus familiares puede indicar que se sienten cómodos y confiados en el entorno médico y con el equipo de atención. Además, las sonrisas son a menudo un indicador de satisfacción. Cuando los pacientes y sus seres queridos están contentos con la atención y el trato que reciben, es más probable que expresen su felicidad a través de una sonrisa. Esta satisfacción refleja un trabajo bien hecho por parte del personal de salud y puede motivarlos a seguir brindando una atención excepcional.

Por último, en situaciones médicas difíciles o delicadas, una sonrisa puede ser un signo de alivio. Los pacientes y sus familiares pueden sentirse aliviados después de obtener buenas noticias, recibir un tratamiento efectivo o superar un obstáculo en su salud. Esta expresión de felicidad puede ser gratificante para el personal médico, ya que ven que su trabajo está dando resultados positivos.

Por todo lo anterior, no olvidemos practicar el arte de sonreír, no solo en las atenciones médicas, sino en la vida misma. Como dijo Ramón de Campoamor: “En salud, como en todo, nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con el que se mira”.