La llegada del magnate, Donald Trump, a la Casa Blanca es una realidad, y mientras más se acerca el día de su investidura como presidente de la nación más poderosa del mundo, más se materializan los miedos y crece la incertidumbre debido a todas las amenazas que ha vertido contra la población latina que radica en Estados Unidos.
Históricamente y por alguna razón, la sociedad mexicana comulga más con los candidatos del Partido Demócrata que por los aspirantes Republicanos durante las campañas electorales estadounidenses, y esta vez no fue la excepción, a pesar que la representante de los demócratas esta vez haya sido una mujer, algo difícil de asimilar, conociendo los niveles de machismo que imperan en nuestro país. Y este machismo, pero en Estados Unidos, fue uno de los factores que le dieron la victoria al próximo presidente Trump.
A pesar del apoyo «moral» que se le da en México a los presidentes del Partido Demócrata, curiosamente la historia ha dictado que las decisiones más severas en contra de México han sido decididas por los presidentes de esta extracción política. Sin ir más lejos, Barack Obama, el presidente saliente Estados Unidos, habla mucho de la fuerza migrante en su nación, pero durante sus ocho años de administración, deportó a más de 3 millones de personas inmigrantes, la mayoría de origen mexicano, lo que representa la cifra más alta en la historia de los dos países.
En cambio, durante 1986, Ronald Reagan, presidente republicano, puso en marcha la única regularización en materia de migración que ha habido en nuestro vecino del norte, la llamada Ley de Reforma y Control de Inmigración.
En lo que respecta a la economía, el presidente George Bush, republicano, firmó junto a México y Canadá el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), lo que otorgó una mayor movilidad entre los mercados de estas tres naciones. En cambio, el sucesor de Bush, el demócrata de Bill Clinton, una vez asentado en la Casa Blanca, promovió una revisión del documento, que le quitó el carácter inicial del convenio.
La historia nos dicta que México ha corrido con mejor «suerte» con los presidentes republicanos, a pesar que, en términos personales, veamos con mejores ojos a los demócratas.
El 20 de enero Trump llegará al poder, ha habido amenazas de su parte que han sido contestadas por las autoridades mexicanas. Entre espaldarazos a la comunidad latina veremos que sucede durante los próximos días cuando las palabras lleguen a su punto más álgido, con la esperanza que esta vez la historia, respecto a las buenas medidas de los gobiernos republicanos para con México, se repita.
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